sábado 19 de abril de 2025
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La ciencia argentina, en serio riesgo

Desde la asunción de Javier Milei, el sistema científico argentino atraviesa una crisis sin precedentes. El impacto del ajuste recae de forma directa sobre la investigación y la tecnología, y amenaza con borrar en pocos meses lo que llevó décadas construir.

Uno de los golpes más duros fue la virtual desaparición de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que era el organismo central para financiar proyectos de investigación y desarrollo. No se han ejecutado los contratos plurianuales firmados con universidades, organismos públicos y empresas privadas. Cientos de proyectos están paralizados.

Tampoco las universidades nacionales escaparon al ajuste. Sus presupuestos quedaron atrasados mientras la inflación avanza, lo que afectó no solo la educación superior, sino también la capacidad de generar conocimiento. En los laboratorios ya no hay fondos ni para insumos básicos. Muchos directamente dejaron de investigar.

La situación salarial del personal científico es alarmante. Los investigadores del Conicet y los docentes universitarios no han recibido aumentos acordes a la inflación. En muchos casos, los ingresos de quienes recién ingresan al sistema están por debajo de la línea de pobreza. Quienes tienen más antigüedad tampoco pueden sostener a sus familias con su salario. Esto está provocando una nueva ola de fuga de talentos, sobre todo entre los jóvenes.

Mientras tanto, la infraestructura científica se deteriora por falta de mantenimiento. Equipos sofisticados como resonadores magnéticos o espectrómetros de masas ya no pueden utilizarse o corren riesgo de destruirse por completo porque requieren servicios técnicos y repuestos que no están siendo contratados. Incluso equipos básicos de funcionamiento como aires acondicionados, extractores o compresores están fuera de servicio.

Recuperar capacidades científicas destruidas no es sencillo. Mucho menos repatriar a los talentos que se fueron.

El panorama se agrava por el mensaje del propio gobierno. En los discursos oficiales no se promueve la ciencia ni la educación. Por el contrario, se deslegitima públicamente a los científicos y se instala entre los jóvenes la idea de que estudiar no tiene sentido. La especulación con criptomonedas se menciona más que la formación, el trabajo o innovación tecnológica.

Y todo esto sucede mientras la política científica nacional queda reducida a una subsecretaría sin presupuesto ni poder de decisión, ubicada dentro de una secretaría orientada a la digitalización de trámites administrativos.

La evidencia internacional es contundente: no existe desarrollo económico sostenible sin una política de ciencia y tecnología. Todos los países que avanzaron lo hicieron con planes de largo plazo, inversión constante y una visión estratégica. Argentina, en cambio, desarma su sistema de innovación en plena era del conocimiento.

Seguir por este camino no solo implica resignarse a una economía de bajo valor agregado. Es también condenarse a repetir crisis cíclicamente sin capacidad de superarlas.

Publicado en Clarín el 11 de abril de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/ciencia-argentina-serio-riesgo_0_RHdPid7A1j.html

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