El autor agradece la colaboración en el procesamiento de los datos de Ulises Caputo y Benjamín Nieto Roqué.
En los últimos años han sido frecuentes las noticias que hablan de empresas multinacionales (EMN) que se retiran o venden sus activos en Argentina. Una reciente nota de prensa indica que alrededor de 70 EMN se movieron en esa dirección en el último quinquenio. Esta tendencia contrasta francamente con la observada en los años ’90, cuando las discusiones se daban en torno a las masiva llegada de dichas empresas al país, tanto como parte del proceso de privatizaciones, como a partir de la compra de activos de firmas privadas locales, la expansión de instalaciones existentes o, menos frecuente, inversiones totalmente nuevas (greenfield). El motivo de la presente nota es saber si estas noticias de salida de las EMN de la Argentina se corresponden con la información cuantitativa disponible sobre el tema tanto de fuentes locales como internacionales. En otras palabras, queremos conocer si efectivamente el país ha perdido atractivo relativo para la inversión extranjera en años recientes. El supuesto a priori es que la respuesta es afirmativa, y no solo por la información cualitativa que se refleja en la prensa, sino también porque en un contexto macroeconómico y regulatorio hostil, sería extraño que la Argentina resultara una localización ventajosa para la llegada de inversiones. Como veremos enseguida, los datos disponible confirman esta intuición.
- La evolución de la inversión extranjera directa en Argentina
En primer lugar, contamos con los datos de balanza de pagos que elabora el INDEC y que incluyen información sobre flujos de inversión extranjera directa (IED). Lamentablemente, a raíz de cambios metodológicos introducidos a partir de 2006, la serie disponible con datos consistentes y comparables arranca en aquel año. Sin embargo, en principio esta información es suficiente para empezar a responder nuestra pregunta.
El gráfico 1 presenta la evolución del total de IED ingresada al país de 2006 a 2024. Lo primero que destaca son las amplias fluctuaciones de dicha variable, con picos en 2012 (USD 15320 millones) y 2023 (casi USD 25 mil millones) y valores mínimos en 2009 (en torno a USD 4 mil millones) y 2016 (USD 3260 millones). El promedio para el período ronda los USD 10 mil millones.
Ahora bien, cuando descomponemos la serie en los tres componentes que explican la IED observamos comportamientos claramente diferentes a lo largo del tiempo (Gráfico 2). Los aportes de capital promedian apenas USD 2440 millones, y observan un máximo en 2012 (USD 4860 millones) y un mínimo en 2014 con una salida de USD 110 millones. La reinversión de utilidades, en tanto, aportó en promedio USD 5 mil millones anuales, con un máximo de USD 8000 millones en 2015 y un mínimo en 2008 (USD 400 millones). Finalmente, la evolución más llamativa es la de instrumentos de deuda, que en promedio aportan USD 2330 millones, y muestran un máximo de USD 15300 millones en 2023 y un mínimo con un negativo de USD 4730 millones en 2016 (resultado de la mayor normalidad en el acceso al mercado de cambios en aquel año, que permitió la cancelación de deudas acumuladas por parte de las EMN).
Nos encontraríamos en problemas si queremos explicar estas fluctuaciones solamente a partir de la evolución de la situación macroeconómica del país. Pero las causas últimas no son misteriosas, sino que están íntimamente ligadas a la introducción de regulaciones cambiarias (genéricamente conocidas como “cepo”) que afectaron en distintos momentos del tiempo el acceso a divisas por parte de las EMN, tanto para remitir utilidades a sus casas matrices como para pagar importaciones realizadas por sus filiales en la Argentina.
En el Gráfico 3 observamos como fueron cambiando las participaciones relativas de los tres componentes de la IED en el período analizado. Hasta la introducción de las primeras restricciones cambiarias (fines de 2011), los aportes de capital representaron, en promedio, más del 40% del total del ingreso de IED (todas las cifras de este párrafo son promedios anuales simples para los distintos períodos informados). Entre 2012 y 2015 su participación bajó a 17%. En el período de gobierno de Alberto Fernández (AF) cayó aún más (13%).
En paralelo, la reinversión de utilidades, que había explicado otro 40% del total de IED entre 2006 y 2011, aumentó su peso relativo a 85% entre 2012 y 2015. Entre ambos períodos, la reinversión de utilidades como porcentaje de la renta total de las EMN en Argentina pasó de 33 a 85%. Durante el gobierno de Mauricio Macri (MM) cayó a 72% para volver a subir a un astronómico 92,5% en el mandato de AF. Para tener una referencia, en el último decenio las cifras comparables para otros países de América Latina van desde 35-40% (Brasil, Chile, Perú), a 50% (Colombia) y 65% (México) (datos basados en las cifras nacionales de balance de pagos compiladas por el Fondo Monetario Internacional). Claramente, la reinversión de utilidades en Argentina ha venido siendo muy alta en la comparación internacional, y no se explica por el insaciable apetito de las EMN por el país, sino por el efecto de las mencionadas restricciones cambiarias.
En tanto, el fenómeno más reciente, y que explica el fuerte aumento de la IED en 2022 y 2023, es el incremento súbito de la deuda de las filiales con sus casas matrices. Entre 2006 y 2021 dichos flujos aportaron en promedio USD 1000 millones anuales. En 2022 la cifra subió abruptamente a USD 8800 millones y tuvo un nuevo aumento en 2023 (USD 15300 millones). Este movimiento se explica por la imposibilidad de las empresas de acceder al mercado de oficial de cambios para pagar importaciones y la consecuente obligación de recurrir al endeudamiento.
ii. La Argentina en el mapa de la IED global y regional
Veamos ahora qué ocurrió con la participación de Argentina como receptora de IED en el contexto global. En este caso tomamos datos de la United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD), que recopila las estadísticas sobre el tema para todos los países y cubre un período más largo (aquí puede haber problemas de comparabilidad por cambios metodológicos que los países pueden haber introducido a lo largo del tiempo, pero podemos asumir que las cifras disponibles reflejan de manera bastante aproximada la evolución real de la distribución geográfica de la IED en el mundo en las últimas décadas).
En el acumulado para los años 90 el país recibió, en promedio anual, el 1,71% del total de IED global (Cuadro 1; ver también Gráfico 4). Esa participación bajó drásticamente en la década siguiente a 0,48%, volvió a subir (en parte ayudada por la reinversión forzosa de utilidades ya mencionada) a 0,6% en la década de 2010 y retornó a los niveles de los 2000 en el bienio 2020-2021 (no consideramos los datos de 2022 y 2023 porque están fuertemente contaminados por el ya explicado anormal crecimiento del endeudamiento de las filiales de EMN, a la vez que no hay información global para 2024).
Hagamos ahora una pregunta muy simple: ¿al presente, la participación de Argentina en la IED global es “baja o alta”? En principio podemos decir que es algo “baja” si la comparamos con el peso relativo del país en la población mundial (0,56%) y el PBI global medido en paridad de poder adquisitivo (0,7%). Por otro lado, la caída de la participación argentina en la recepción de IED global no fue parte de un fenómeno regional, ya que la Argentina perdió peso relativo durante el período analizado tanto dentro de América del Sur como de América Latina y el Caribe.
Para complementar esta información vale la pena considerar los datos disponibles para los flujos de IED originarios de EEUU, un inversor tradicionalmente muy importante en la región y en Argentina. Como se observa en el Cuadro 2, las tendencias replican las observadas a nivel global (y el peso de la Argentina en la IED proveniente de EEUU es incluso menor al que tiene para la IED global).
iii. La presencia de las EMN en la economía argentina
Una manera alternativa de analizar si la Argentina perdió o no atractivo para las EMN es recurrir a las estadísticas que producen los EEUU y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que recogen información sobre la localización de las actividades en el exterior de las EMN originarias de ambas regiones.
En el caso de EEUU contamos con datos del Bureau of Economic Analysis (BEA) para diversas variables que reflejan la actividad en el exterior de las EMN con casa matriz en dicho país. De esta base elegimos cinco variables que consideramos representativas de dicha actividad: ventas, valor agregado, empleo, inversiones y activos. Tomamos tres períodos: 1999-2000, 2009-2011 y 2020-2022. En los gráficos 5 a 13 se muestra, para aquellos períodos, la evolución de la participación argentina sobre el total de la actividad de las EMN estadounidenses a nivel global, en América Latina y el Caribe y en América del Sur para las cinco variables mencionadas y desagregando los datos para los siguientes sectores: “minería”, “alimentos”, “químicos”, “metales primarios y productos metálicos”, “maquinaria”, “computadoras y electrónica”, “equipos eléctricos, electrodomésticos y componentes”, “equipo de transporte”, “comercio mayorista”, “comercio minorista”, “información” (incluye telecomunicaciones, industria audiovisual, musical y editorial, y algunas actividades informáticas), “finanzas y seguros”, “servicios profesionales, científicos y técnicos” y “otras industrias” (cabe aclarar que por cuestiones de confidencialidad, básicamente, no existen datos publicados para todas las variables, períodos y desagregaciones sectoriales).
La lectura de los gráficos es bastante directa: para todos los puntos que están por arriba de la línea de 45% la participación argentina subió entre los períodos considerados en cada gráfico para la observación respectiva (observación en este caso sería el cruce de una variable -e.g. empleo- con un determinado sector -e.g. minería). En breve resumen, podemos ver que en las tres comparaciones intertemporales (1999-2000 vs 2009-2011, 1999-2000 vs 2020-2022 y 2009-2011 vs 2020-2022) la mayor parte de las observaciones se ubica por debajo de la línea de 45%, lo cual indica que el peso de la Argentina cayó entre los dos períodos analizados (esto vale a nivel global y regional y es más evidente cuando se comparan los dos extremos, 1999-2000 vs 2020-2022).
En el cuadro 3, en tanto, presentamos los datos de la evolución del peso de la Argentina para las variables y períodos mencionados, pero en este caso para el total de las actividades económicas. Se observa, en correlato con la información recién analizada, que hay caídas en todas las variables y para todas las agrupaciones regionales. En 2020-2022 la participación de la Argentina en la actividad en el extranjero de las EMN estadounidenses está por debajo de la que el país tiene en el PBI global para todas las variables tratadas a excepción del empleo (strictu sensu la comparación correcta sería contra la participación de la Argentina en el PBI global sin incluir a los EEUU, cifra que sube algo más de 0,8%; en esa comparación la afirmación vale para las cinco variables). Particularmente llamativa es la bajísima exposición de las EMN estadounidenses en materia de activos (apenas 0,2% del total global).
En el caso de la OCDE existe la base de datos Activity of Multinational Enterprises (AMNE), de la cual fue posible obtener información comparable para un período más breve (2010-2020), dos variables (empleo y ventas) y para los siguientes países: Alemania, Canadá, Francia, Italia, España, Reino Unido y Suecia. En los gráficos 14 a 16 se presentan comparaciones para el promedio de los años 2010-2012 vs 2018-2020 respecto de los cambios de la participación argentina entre ambos períodos en las variables mencionadas y para tres grupos de sectores: total industria, total servicios y total de actividad económica (cabe aclarar que no siempre tenemos datos para todas las variables y agregados sectoriales para los siete países mencionados). Los datos van en la misma dirección que los mostrados para las EMN de EEUU: la Argentina, en general, ha venido perdiendo peso en las actividades en el exterior de las EMN europeas aquí relevadas.
iv. En resumen (o chau a los dolores de cabeza)
En correspondencia con las informaciones que periódicamente anuncian que alguna EMN se retira o reduce su presencia en la Argentina, los datos “duros” revisados en esta nota muestran que efectivamente el país parece haberse hecho menos relevante para la IED y las EMN, aun con el “pulmotor” de las restricciones cambiarias que han generado flujos “artificiales” de inversión; la pérdida de atractivo inversor de la Argentina se observa incluso dentro del plano regional. Como resultado de esta tendencia, al presente el peso del país en la IED global así como en la actividad de las EMN es incluso menor al que la Argentina tiene en el PBI y la población global.
Si esta evolución es “buena” o “mala” para la Argentina queda a juicio del lector (básicamente depende de cuan favorable o no considere la presencia de empresas extranjeras en la economía argentina). Desde mi punto de vista, creo que la evidencia global sugiere que la IED tiene, en promedio, efectos positivos sobre los países receptores (aunque aquellos pueden ser condicionales al tipo de inversión y las características del país receptor). En este sentido, la presencia de EMN puede contribuir, bajo ciertas circunstancias, a mejorar los niveles de productividad, elevar el comercio y generar empleos en las economías receptoras, entre otros impactos. En todo caso, para provocar un poco, podemos adaptar la legendaria frase atribuida a Joan Robinson que dice algo así como que peor que ser explotado es no ser explotado por nadie.
No sorprende, en tanto, que la Argentina haya perdido relevancia para las EMN considerando el estancamiento y alta volatilidad de la economía, así como el efecto de las diversas regulaciones y controles introducidos en particular durante los gobiernos de CFK y AF, incluyendo las restricciones cambiarias que en el corto plazo impiden la salida de divisas pero en el largo plazo desalientan su entrada. A esto se suman episodios tales como el congelamiento de tarifas, que afectó a muchas EMN en sectores de servicios públicos, y los casos de estatización o nacionalización “forzosas” (e.g. Repsol, AYSA). Como dijo alguna vez el colega Andrés Borenstein, para las EMN la Argentina representa el 1% de la facturación y el 10% de los dolores de cabeza.
Queda, por cierto, la pregunta de cómo evolucionarán las corrientes de IED hacia la Argentina a futuro. Desde ya que la respuesta dependerá fundamentalmente de cómo le vaya a nuestra economía. En 2024 la IED llegó a USD 11640 millones, y si bien los aportes de capital llegaron a su nivel más alto desde 2018, la reinversión de utilidades y la deuda intra-firma todavía representaron 75% del total de los ingresos, en un contexto de persistencia de las restricciones cambiarias. En tanto, en el primer trimestre de 2025 (último dato disponible) se observó el menor ingreso de IED para dicho período desde que se inicia la serie en 2006 (USD 610 millones), así como aportes de capital negativos por USD 670 millones (que representan repatriación de inversiones).
El futuro dirá como sigue esta película, aunque a priori todo sugiere que, de continuar las tendencias actuales, las mayores oportunidades de atracción de IED estarán concentradas en los sectores de energía y minería. Si eventualmente se recupera una senda de crecimiento sostenido, perdida hace tiempo en el país, podrán emerger oportunidades en otros sectores, las cuáles se verían potenciadas seguramente de existir políticas más agresivas y focalizadas de atracción de IED hacia sectores con potencial de crecimiento. Mejor aun si esas políticas se acompañan de otras que ayuden a maximizar los derrames de productividad y los encadenamientos que puede generar la IED. Pero esa es otra historia, para otra nota.
Gráfico 1. Ingresos de IED a la Argentina, USD millones, 2006-2024
Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC
Gráfico 2. La evolución de los componentes de la IED, USD millones, 2006-2024
Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC
Gráfico 3. Participación relativa de los distintos componentes de la IED, %, 2026-2024
Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC
Gráfico 4. Participación de la Argentina en los flujos globales de IED, %, 1990-2023
Fuente: elaboración propia en base a datos de UNCTAD
Gráfico 5. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses a nivel global, 1999-2000 y 2009-2011
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 6. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses a nivel global, 1999-2000 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 7. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses a nivel global, 2009-2011 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 8. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América Latina y el Caribe, 1999-2000 y 2009-2011
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 9. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América Latina y el Caribe, 1999-2000 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 10. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América Latina y el Caribe, 2009-2011 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 11. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América del Sur, 1999-2000 y 2009-2011
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 12. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América del Sur, 1999-2000 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 13. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses en América del Sur, 2009-2011 y 2020-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Gráfico 14. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN europeas a nivel global, 2010-2012 y 2018-2020, total actividad económica
Fuente: elaboración propia en base a datos de la OCDE
Gráfico 15. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN europeas a nivel global, 2010-2012 y 2018-2020, total manufactura
Fuente: elaboración propia en base a datos de la OCDE
Gráfico 16. Evolución de la participación promedio de la Argentina en la actividad de las EMN europeas a nivel global, 2010-2012 y 2018-2020, total servicios
Fuente: elaboración propia en base a datos de la OCDE
Cuadro 1. Participación de la Argentina en la recepción de IED global, IED, % sobre los respectivos totales regionales, 1990-2021
Fuente: elaboración propia en base a datos de UNCTAD
Cuadro 2 Participación de la Argentina en los flujos de IED originarios de EEUU, % sobre los respectivos totales regionales, 1990-2023
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
*: no se consideran los datos de 2018 debido a que en dicho año hubo una significativa repatriación de inversiones por parte de las EMN de EEUU debido a la reforma fiscal adoptada por la Administración Trump en aquel momento.
Cuadro 3. Participación de la Argentina en la actividad de las EMN estadounidenses, % sobre los respectivos totales regionales, 1999-2022
Fuente: elaboración propia en base a datos del Bureau of Economic Analysis
Publicado en Alquimias Económicas el 18 de agosto de 2025.