jueves 28 de agosto de 2025
spot_img

IA y el regreso inesperado de las humanidades

Durante años se repitió un mismo mantra: estudiar humanidades era poco práctico, casi un lujo sin futuro laboral. El camino “seguro” parecía estar en ciencias de la computación. Sin embargo, la realidad está desarmando ese relato. Mientras la inteligencia artificial automatiza tareas y reduce oportunidades en tecnología, las aulas de humanidades vuelven a llenarse.

En la Universidad de California en Berkeley, la matrícula en humanidades creció un 47 % en cuatro años. Este año, áreas como Literatura Comparada, Historia del Arte, Griego Antiguo y Estudios Romanos, entre otras, alcanzaron su mayor número de matriculados en la última década.

Este fenómeno no es aislado: en la Universidad de Arizona, un título en “humanidades aplicadas” —que integra filosofía, literatura e historia con negocios, ingeniería y medicina— disparó la matrícula un 76 % desde 2018. Georgia Tech, reconocida por su perfil tecnológico, vio crecer un 80 % las inscripciones en su College of Liberal Arts en cinco años.

En Princeton, la universidad lanzó una ambiciosa para potenciar la investigación y el trabajo interdisciplinario, mientras que en Yale muestran una apuesta estratégica por reforzar el lugar de las humanidades en su vida académica.

Este renacer coincide con un contexto laboral adverso para el mundo de la programación. El desempleo entre jóvenes graduados en ciencias de la computación en Estados Unidos supera el 6%, más del doble que en disciplinas como Historia del Arte.

La misma tecnología que se presentaba como promesa laboral —la IA— filtra currículums de forma automática y rechaza miles de postulaciones sin que intervenga un ser humano. El resultado: egresados que imaginaban trabajar en grandes empresas tecnológicas terminan aceptando empleos de baja calificación, incluso locales de comida rápida.

Ante este escenario, voces como la de Bill Gates advierten que no bastan los conocimientos digitales: hay que cultivar un rango más amplio de habilidades. Y figuras como Tom Gruber, co-creador de Siri, anticipan que el futuro pertenecerá a quienes piensen críticamente, detecten falacias y aporten sentido —es decir, a los humanistas.

Su resurgir no es un gesto nostálgico, sino una respuesta adaptativa a una época que exige personas capaces de interpretar y desenvolverse entre tecnologías cuyas consecuencias aún no comprendemos del todo. Apostar por ellas no es mirar al pasado, sino invertir en la capacidad de dar sentido a un futuro que seguirá necesitando de la inteligencia humana.

Publicado en Clarín el 19 de agosto de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/ia-regreso-inesperado-humanidades_0_HoIIsybuX2.html?gad_source=1&gad_campaignid=700637465&gclid=CjwKCAjwtrXFBhBiEiwAEKen14bbYcMidn34OhC9IlOweydhWIhZoNBmIz3XDc5TDzWfwaNHiRzXvxoCgNEQAvD_BwE

spot_img
spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

David Pandolfi

Franja Morada: Vigencia 58 años después

Quimey Lillo

Los libros que sentimos vs. los libros que nos quieren enseñar a sentir

Lucas Luchilo

Trump: más que una política migratoria