sábado 23 de noviembre de 2024
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Europa: Más crisis, más elecciones

En un super año electoral mundial, dos fechas se agregan al fixture: elecciones anticipadas en Francia e Inglaterra a causa de crisis internas. Antes del plato fuerte que queda – la elección de noviembre en los EE.UU. – Emanuel Macron y Rishi Sunak llamaron a sus conciudadanos a una elección general.

El primero por su mala elección del Parlamento Europeo y el segundo por su pésimo gobierno que también hubiera sido castigado por la elección europea de no ser porque el Brexit lo puso a salvo de esa vicisitud.

La suerte política de Francia se jugará entre el 30 de junio y el 7 de julio, en una elección a dos vueltas en la que unos 50 millones de electores renovarán los 577 asientos del Legislativo. Por el momento, las encuestas dan abajo a Macron, en tanto que una reciente consulta de opinión de la empresa Ifop le otorga la victoria a la extrema derecha lepenista con el 35 por ciento de la intención de voto.

Por su parte, el intrascendente primer ministro del Reino Unido, Sunak, aparentemente entregará el poder al candidato laborista Keir Stramer, luego de las elecciones convocadas para el 4 de julio próximo. En ambos casos, los mercados tomaron nota de los cambios y ya descuentan que los nuevos gobiernos, de tono populista, aumentarán el gasto fiscal.

Tras el anuncio de Macron – Sunak lo había hecho a mediados de mayo – los valores de las acciones francesas se desplomaron hasta el punto en que Londres vuelve a tener la capitalización de mercado más alta de Europa, con lo que La City está experimentando una especie de resurgimiento. Patrick Jenkins, del Financial Times, informó que la Milla Cuadrada (el corazón de la industria de servicios financieros) tendrá que construir alrededor de 16 millones de pies cuadrados de espacio de oficinas en los próximos 15 años para satisfacer la demanda.

“La banca ha resistido en gran medida los desafíos del Brexit y la crisis financiera de 2008 una década antes”, escribió. “El capital privado ha experimentado un auge. Y los seguros, la especialidad particular del área, siguen siendo líderes mundiales después de un año récord”.

En la década de 1980, un gobierno de derecha en el Reino Unido desreguló su sector financiero justo cuando el partido socialista en Francia estaba nacionalizando sus bancos, lo que le dio a Gran Bretaña una ventaja estructural sobre su rival que aún no se ha disipado por completo.

Irónicamente, los mercados ahora prefieren claramente la perspectiva de una victoria de izquierda en Gran Bretaña al espectro de un parlamento de derecha en Francia. Por lo que se están deshaciéndose de las acciones y bonos franceses porque ven una oportunidad ante la posibilidad de que los votantes del país den un giro decisivo hacia el populismo de extrema derecha.

Los costos de endeudamiento del gobierno francés se han disparado en relación con sus vecinos alemanes, con una brecha de casi 0,8 puntos porcentuales (la más amplia desde 2017), desde alrededor de 0,5 puntos porcentuales antes del anuncio de las elecciones.

Las acciones francesas han bajado un 8,5 por ciento en el último mes, en comparación con un aumento del 3,6 por ciento del S&P 500.

Las acciones financieras han estado entre las más afectadas – asustadas, además, por la posible introducción de impuestos a las ganancias extraordinarias de Le Pen – en medio de la preocupación por el probable impacto deficitario que el plan de la derecha, basado en un fuerte aumento del gasto, tenga sobre la economía francesa y su rebote en la EU.

Ante ese panorama, Macron está haciendo una apuesta de alto riesgo impulsando la consolidación de un frente de votantes de centroderecha y centroizquierda de cara a la elección, emulando la histórica elección de Jackes Chirac, de 2002 en la que frenó al ascendente y antisistema Le Pen, padre.

Más allá de los efectos a corto plazo de un gobierno más populista sobre las políticas fiscales y de otro tipo, lo que hace que el momento sea tenso es que Francia – junto con Alemania – es central para el proyecto europeo que podría ser “asaltado” por la ultraderecha desde adentro de esa institución.

Una cosa es que Grecia o Portugal tengan una crisis fiscal o que Hungría elija un liderazgo de extrema derecha. Otra cosa es que un partido escéptico con respecto a la Unión Europea tome el poder en un país grande tan esencial para esa unión.

Otros analistas son más cautos. Greg Fuzesi, de JPMorgan piensa que “los partidos políticos de derecha que antes habían sido ferozmente críticos con la UE y sus instituciones han suavizado esa crítica”, “aún no está claro hasta qué punto una posible administración liderada por Le Pen desafiaría el marco de la UE, en lugar de trabajar dentro de él”.

La elección clave para el mundo sigue siendo la de los EE.UU., acto del que depende nada más y nada menos que el orden mundial. Mientras tanto, en Europa, donde hace dos años se registra una de las 56 guerras que azotan el mundo actual, la tranquilidad escasea.

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