domingo 22 de diciembre de 2024
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Europa: controlada la inflación, resurge la agenda por la competitividad

Las políticas públicas para afrontar la pandemia del 2020, terminaron acelerando la inflación en la mayor parte de occidente. En el caso de Europa, la inflación pasó de menos del 2% en 2019, a un pico de inflación del 10% en 2022.

Desde entonces la inflación ha sido la variable macroeconómica más monitoreada y en Europa no ha sido la excepción.

El posterior desarme de los estímulos fiscales finalizada la pandemia, el inicio de una política monetaria restrictiva y sumado a la normalización de los precios de la energía, han permitido un continuo descenso de la inflación en Occidente desde el pico de 2022.

Ya en el tramo final del 2024, en septiembre último la inflación fue de sólo 1,8% interanual en Europa, por debajo de la inflación de EEUU (2,5% interanual) e incluso por debajo del objetivo del 2% del Banco Central Europeo. Hoy, Europa está a un paso de vencer definitivamente la inflación post-pandémica.

Frente a la desinflación de los últimos meses, el Banco Central Europeo ha empezado a recortar las tasas de interés. Primero con un recorte de 25 puntos base en junio. Luego con otro recorte de 25 puntos en septiembre. Actualmente la tasa de depósito de la Eurozona es 3,5%.

Por su parte, la FED de EEUU también ha cortado por primera vez las tasas de interés en septiembre. Su recorte de 50 puntos base es igual en tamaño a los dos recortes de 25 puntos del BCE.

El mercado de futuros y las expectativas de mercado prevén que los dos bancos sigan recortando las tasas de interés hasta llegar alrededor del 3% a mitad de 2025. Pero es poco probable que las tasas de interés volverán a acercarse al 0% como se vio después de la crisis financiera de 2008.

La principal razón es que la inflación pueda seguir estando levemente por encima de la meta hasta 2025. Primero, porque la inflación de los servicios sigue siendo elevada (4,0% en la UE, 4,9% en EE.UU.). Segundo, la inflación podría aumentar ligeramente en la última parte de este año, ya que las caídas pronunciadas anteriores en los precios de la energía dejarán de influir en las tasas anuales.

Además, para el BCE el shock inflacionario ha provocado un reajuste fundamental en la trayectoria de las tasas de interés y no hay expectativas de volver a la postura monetaria prepandemica extraordinariamente acomodaticia.

Sin embargo, los bancos centrales tienen todavía motivos para celebrar:

  • La inflación está hoy en un camino sostenible de regreso al 2 por ciento.
  • Hasta ahora, los dos bancos centrales han podido bajar la inflación sin provocar una recesión. Según las últimas proyecciones el PIB de la Eurozona crecerá un 0,9% en 2024 y 1,5% en 2025. En EEUU el crecimiento será del 2,6% este año y 1,9% el siguiente.
Con la inflación casi controlada, Europa vuelve a enfocar su atención en el crecimiento del PIB porque, aunque no esté en recesión, su economía muestra una divergencia estructural frente a la de Estados Unidos. Esta brecha se ha convertido en un tema central de la agenda política.
El problema ha alcanzado tal magnitud que Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, ha presentado un informe sobre la competitividad europea. Este informe podría convertirse en la estrella polar de la UE en la próxima década.
El DESAFÍO DE LA COMPETITIVIDAD

Según Draghi, la brecha en el PIB entre la UE y Estados Unidos ha sido impulsada principalmente por una desaceleración del crecimiento de la productividad en Europa.

Pero hasta ahora la divergencia no ha sido un gran inconveniente porque, en las últimas dos décadas, la UE se ha beneficiado de un entorno global favorable.

  • El comercio mundial ha florecido bajo reglas multilaterales. Europa pudo importar libremente bienes y servicios que le faltaban (sobre todo energía, materias primas y tecnologías avanzadas) mientras exportaba productos manufacturados en los que se especializaba (sobre todo hacia los mercados emergentes de Asia).
  • La seguridad brindada por EEUU y el fin de la Guerra Fría han permitido reducir los presupuestos para la defensa y destinarlos a otras prioridades.
  • Mientras tanto Rusia era una fuente de energía relativamente barata y, antes de la guerra, proporcionaba el 45% de las importaciones de gas natural de la UE

En un mundo de geopolítica estable, la UE no tenía razones para preocuparse por las crecientes dependencias de otros países. Pero el mundo vive ahora una rápida transformación: el comercio mundial crece menos, las tensiones geopolíticas aumentan y el cambio tecnológico acelera.

De todas las grandes economías, Europa es la más expuesta a estos cambios ya que su economía:

  • Es la más dependiente de las otras: depende de un puñado de proveedores para materias primas críticas e importa más del 80% de la tecnología digital
  • Es la más abierta: su relación comercio/PIB supera el 50%, en comparación con el 37% en China y el 27% en los Estados Unidos
  • Tiene ahora los precios de energía más altos: sus empresas enfrentan precios de electricidad 2-3 veces más altos que los de los Estados Unidos y China
  • Por último, para 2040 se proyecta que la fuerza laboral de la UE se reducirá en cerca de 2 millones de trabajadores cada año. La proporción de personas en edad de trabajar frente a las jubiladas se espera que disminuya de 3:1 a 2:1.

Frente a estos desafíos, Europa necesita impulsar la productividad del bloque abordando el envejecimiento de la población, financiando la transición ambiental y digital, aumentando la inversión en innovación, así como incrementando el gasto en defensa. Este plan requeriría una inversión adicional anual de entre 750.000 y 800.000 millones de euros, es decir 4,5% del PIB de la UE.

No se trata solamente de inversión pública. Para Draghi, la UE puede cubrir gran parte de estas necesidades financieras a través de:

  • Una mayor coordinación entre la inversión nacional y europea. De hecho, el sector público en la UE gasta en I+D una proporción del PIB similar a la de EE. UU., pero solo una décima parte de ese gasto ocurre a nivel de la UE.
  • Integración de los mercados de capital de Europa para lograr una mejor conexión del ahorro con las inversiones más productivas del bloque. Actualmente, Europa cuenta con 27 mercados de capitales separados.
  • Estimulando a la inversión privada. En primer lugar, porque hay margen para cerrar la brecha entre la inversión privada de la UE y la de EEUU. En segundo lugar, brindar apoyo público al privado puede impulsar las inversiones y las ganancias en productividad pueden contribuir a reducir los costos fiscales.

Pero sobre todo el informe pone el foco también en aumentar la seguridad del bloque y reducir las dependencias estratégicas. Estos aspectos son clave para garantizar la estabilidad y el futuro económico de la UE. El riesgo más inmediato para Europa es que sus dependencias sean utilizadas como una herramienta de coerción. Tal como experimentado con el gas ruso, las dependencias pueden convertirse en una “arma geopolítica” aumentando la incertidumbre y generando un efecto negativo sobre la economía y la inversión.

También algunos minerales críticos pueden ser utilizados como armas geopolíticas, ya que una gran parte de su extracción y procesamiento se concentra en países que no están estratégicamente alineados con la UE. Por ejemplo, China, el mayor procesador de níquel, cobre, litio y cobalto, ha demostrado que puede utilizar este poder como arma de mercado.

En el fondo el mensaje del informe Draghi es que el modelo de desarrollo de la UE de las últimas dos décadas ya no es viable. La UE no puede continuar importando energía, materias primas y tecnologías avanzadas mientras exporta productos manufacturados en los que se ha especializado. Primero, porque importar estos bienes representa un riesgo económico demasiado grande para la UE y afecta su seguridad. Segundo, porque los productos que antes exportaba están siendo replicados de manera más eficiente por otros países. Un ejemplo claro de esto es el desarrollo del automóvil eléctrico en China y la relacionada crisis del sector automotriz en Alemania.

 

Por esto las propuestas de Draghi sugieren que la política de la UE debe fomentar la inversión y la producción interna en sectores clave como la energía, los minerales críticos, la defensa y la tecnología. Según Draghi, para lograrlo Europa necesita adoptar un enfoque más proteccionista cerrando en parte su economía, reduciendo su dependencia de proveedores externos y promoviendo el desarrollo de su propia industria. En definitiva, Draghi propone un mayor intervencionismo en busca de una mayor seguridad económica.

Ahora bien, según la tesis de Draghi, Europa perdió competitividad por falta de planificación y la dependencia de recursos estratégicos. Pero otras voces ponen el acento en el incremento del gasto público y el exceso de regulaciones como factores que afectaron la competitividad y capacidad de innovación de las empresas europeas.

Más aún, advierten que las sugerencias de Draghi de mayor control del comercio y planificación, usualmente terminan en más gasto público y más regulaciones, justamente lo que terminó restando competitividad a Europa.

En definitiva, el informe de Draghi pone sobre la mesa un diagnóstico compartido: Europa refleja un notorio estancamiento económico relativo frente a EEUU y China, en buena medida por pérdida de competitividad. Las estrategias para revertir esta realidad comienzan a ganar agenda pública una vez que la inflación volvió a estar por debajo del 2% anual.

Habrá que ver ahora si la nueva Comisión Europea (2024-2029) y, sobre todo, los 27 países miembros, finalmente siguen las recomendaciones de Draghi, que sin duda es una de las voces con mayor influencia en todo Europa.

Fuente: Informe Draghi – The future of European competitiveness

 

Publicado en Econométrica en octubre de 2024.

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