Por esto las propuestas de Draghi sugieren que la política de la UE debe fomentar la inversión y la producción interna en sectores clave como la energía, los minerales críticos, la defensa y la tecnología. Según Draghi, para lograrlo Europa necesita adoptar un enfoque más proteccionista cerrando en parte su economía, reduciendo su dependencia de proveedores externos y promoviendo el desarrollo de su propia industria. En definitiva, Draghi propone un mayor intervencionismo en busca de una mayor seguridad económica.
Ahora bien, según la tesis de Draghi, Europa perdió competitividad por falta de planificación y la dependencia de recursos estratégicos. Pero otras voces ponen el acento en el incremento del gasto público y el exceso de regulaciones como factores que afectaron la competitividad y capacidad de innovación de las empresas europeas.
Más aún, advierten que las sugerencias de Draghi de mayor control del comercio y planificación, usualmente terminan en más gasto público y más regulaciones, justamente lo que terminó restando competitividad a Europa.
En definitiva, el informe de Draghi pone sobre la mesa un diagnóstico compartido: Europa refleja un notorio estancamiento económico relativo frente a EEUU y China, en buena medida por pérdida de competitividad. Las estrategias para revertir esta realidad comienzan a ganar agenda pública una vez que la inflación volvió a estar por debajo del 2% anual.
Habrá que ver ahora si la nueva Comisión Europea (2024-2029) y, sobre todo, los 27 países miembros, finalmente siguen las recomendaciones de Draghi, que sin duda es una de las voces con mayor influencia en todo Europa.
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