jueves 21 de noviembre de 2024
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En educación la motosierra no resuelve nada y termina por romper todo

En sociedades tan desiguales como las nuestras, y sin recursos, el voucher educativo no resuelve los problemas, sino que los profundiza. El remedio que propone Milei sería peor que la enfermedad. Lo escuchamos hablar de Suecia y otros países desarrollados en donde el sistema fue exitoso, sin mencionar que se trata de sociedades más igualitarias, con escuelas similares en calidad. No se habla del caso de Nicaragua entre 1993 y 2007, en donde el sistema terminó por quebrarse, un caso que está muy bien descripto en un hilo de Alejandro Morduchowicz.

El voucher aparece como solución mágica, simplificada en sus aparentes virtudes. Se le dice a la gente que se podrá elegir la mejor escuela y para ello se le va a dar el dinero de manera directa. Pero en el sistema de vouchers la “libertad de elegir” no es de las familias. Las que van a elegir a sus alumnos son las escuelas más demandadas, las que podrán poner condiciones y copagos, para ser mejores y seguir compitiendo.

Creer que nuestros hijos van a poder ir hoy a la mejor escuela es una ingenuidad motorizada por estas propuestas provocativas y simplificadas. En un escenario tal, poco factible para nuestro sistema federal, vamos a tener que competir por esa escuela, que tiene un límite de capacidad, y si no somos competitivos nos tocará lo que podamos conseguir. Por su parte, las escuelas con problemas quedarán para los menos competitivos, y ante la baja demanda estarán cada vez peor hasta cerrar, por lo que el mercado se reducirá cada vez más. Así la educación se transforma en una jungla en donde gana el más fuerte.

Ante este panorama muchas respuestas son totalmente atendibles. Es verdad que hoy, en muchos sectores, se compite por lograr vacantes en las mejores escuelas, las que cada vez son menos. Esta situación se profundiza aún más con los vouchers. Entonces la gran pregunta es: ¿Por qué se haría semejante reforma para seguir como estamos, o aún peor?

Hoy la educación está mal, producto de la desidia y la retórica de “derechos” vacía de contenido y soluciones. Pero no tocó fondo aún. Hay formas de garantizar calidad, eficiencia e igualdad de opciones para todos sin recurrir al “sálvese quien pueda”, la base de la propuesta social de La Libertad Avanza. Hay que lograr que cada vez haya más escuelas buenas, en vez de profundizar la segmentación. Eso se logra cumpliendo los días de clase, capacitando, evaluando, mejorando los edificios, financiando a las provincias contra resultados medibles.

 Es importante comunicar que no se trata de elegir entre la crisis de hoy o un salto al vacío. Estamos hablando de formar a las personas del país de las próximas décadas, en donde están nuestros hijos y nietos. Necesitamos un cambio educativo de fondo. Pero no es con la motosierra. Es entre todos, con propuestas serias y equipos sólidos para llevarlas a cabo. Desde Fundación Alem trabajamos en un programa educativo concreto que tenemos para aportar a Juntos por el Cambio.

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