Un día como hoy (2 de abril), en 1916, el radicalismo triunfó con el binomio Hipólito Yrigoyen – Pelagio Luna en la primera elección presidencial que aplicó la Ley 8871 de sufragio universal, secreto y obligatorio.
Casi 1,2 millones de enrolados estuvieron habilitados para votar, frente a los menos de 200 mil que lo habían hecho en 1910. Tras cuatro revoluciones armadas para lograr el voto popular, la UCR consiguió que el padrón se multiplique por cinco en solo seis años. .
Ya sin proscripciones, abstenciones, ni vetos, ganó con más del 47 por ciento. Ahora con su líder máximo al frente acompañado por quien había encabezado en 1913 el último alzamiento armado en La Rioja.
Multitudinarias movilizaciones callejeras nunca antes vistas en la ciudad de Buenos Aires marcaron el ritmo de una campaña inédita. Cajas de fósforos, hojas de afeitar, los cigarrillos Intransigentes, todo era útil para generar una identidad común. Decenas de millas marcharon por el centro porteño, pasearon sus estandartes, pendones y banderas frente al Congreso Nacional, acompañados por más de treinta bandas musicales, en un cierre de campaña sin antecedentes. La UCR que había sacado la política de los teatros para llevarla a los frontones de pelota desde 1890, volvió a mostrar su pulso popular y movilizó a más de 50 mil de los suyos.
La prensa conservadora la caracterizó pronto con un término despectivo, así como usó el mote de orilleros para los de Leandro Alem en el Parque de Artillería, a los yrigoyenistas se los denominó la chusma radical.
Comenzó un nuevo país, uno que se frenó en 1930 con una dictadura militar que inició un período de más de 50 años de quiebres institucionales.