Un día como hoy,* en 1972, nació el Movimiento Renovador Nacional en el Salón Real de la ciudad de Rosario. Pronto cambiará su nombre por el de Renovación y Cambio, nervio motor que pateará el tablero radical de la mano de Raúl Alfonsín.
El hombre de Chascomús había roto lanzas con Ricardo Balbín, su padre político, en una desgarradora carta: “Iniciamos una etapa en la vida de nuestra querida UCR para la que convocaremos a los esforzados militantes de todas las horas y a los grandes contingentes juveniles que se han sumado a nuestra marcha. Otras etapas trascendentales fueron la obra lúcida de hombres cuya lucha y sacrificio son lección permanente de conducta para propios y extraños. Antes de comenzar debemos mirar hacia atrás y comprender que nuestro partido es su obra y que las grandes realizaciones futuras en procura de la liberación nacional, son nuestra responsabilidad. En lo personal, hubiera deseado otra cosa. Casi diría que cualquier otra cosa. Pero quienes hemos tenido un gran maestro en la vida politica, sabemos que no hay dolor humano ni sacrificio alguno que nos pueda alejar de la defensa de nuestras convicciones” (16/III/1972).
La esquina de Bulevar Oroño y Salta se fue poblando de jóvenes ese domingo desde temprano, más de 3500 personas colmaron el mismo teatro donde había sido proclamado Hipólito Yrigoyen. “Raúl, seguro, al Chino dale duro”, “Raúl, Conrado, el pueblo liberado”, Radicalismo es antiimperialismo”, “Bello, Cabral, los vamos a vengar” y “Alfonsín, Alfonsín, lucharemos hasta el fin”, fueron los hits que calentaron la espera. Larga lista de oradores que comenzó con el discurso de la cordobesa María Teresa Morini.
Tras cuatro horas de asamblea, y bajo una lluvia de papelitos ingresó Alfonsín junto a su compañero de fórmula, Conrado Storani, y el exgobernador, Aldo Tessio. “No somos una circunstancia en el radicalismo, por ello somos los más celosos custodios de su unidad. No nacemos para una elección interna. Venimos a remozar nuestro partido y a convertirlo en vanguardia del proceso de liberación de nuestro pueblo. Somos la fuerza vital del radicalismo de todos los tiempos, del que renació en cada momento difícil de Argentina, del que enfrentó al fraude y al régimen, el que luchó contra las dictaduras militares y toda forma de opresión y del que estuvo en la Córdoba del 69 y en cada movilización popular de los últimos tiempos. A nuestro lado llamamos a los viejos y jóvenes militantes de esta causa que preservan la vocación mayoritaria y revolucionaria de nuestro partido. A los estudiantes de la Reforma, que con su lucha sostienen el aún hoy vigente programa del 18, a los hombres del campo y a los trabajadores que día a día en la fábricas construyen con su esfuerzo el futuro de la República. Es decir, llamamos al pueblo, a sus hombres y mujeres a reencontrarse con este partido y para servir desde él a la construcción de la nueva sociedad”, decía su declaración fundacional”.
Diez años después, Alfonsín abrirá la senda fundacional de la democracia que le ganó para siempre a las dictaduras.
* La fecha hace referencia al 24 de septiembre de 1972.