sábado 8 de noviembre de 2025
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El día que Hamas abrió las puertas del infierno

Se cumplen dos años de la masacre que el terrorismo fundamentalista cometió contra civiles en Israel. Ese día guerrilleros de Hamas, la Yihad Islámica (Guerra Santa) y las Brigadas Al Qassam invadieron Israel al grito de Allahu Akbar! (Dios es Grande), provocando la matanza más grande de judíos desde el holocausto nazi.

Este asesinato de 1.300 personas  fue tan cruel que los terroristas quemaron vivas a varias personas, entre ellas bebés, e incluso fusilaron a los perros de los habitantes de los kibutzim (granjas colectivas) de la frontera con Gaza. Además secuestraron a trescientas personas, incluido niños y ancianos que fueron trasladados a los túneles que cavaron estos grupos en Gaza.

Entre los 1.300 asesinados, 36 fueron niños y 360 jóvenes que eran asistentes a un festival musical por la Paz que se realizaba en el desierto del Neguev. Los terroristas también secuestraron cadáveres. Una joven alemana de 20 años, ya asesinada, fue paseada por la Ciudad de Gaza, mientras pobladores escupían su cuerpo inerte y festejaban su muerte.

La República Islámica de Irán apoyó el accionar terrorista y el Ayatollah Kamenei festejó a los terroristas que cometieron la masacre. Lo mismo hicieron los miembros de Hezbollah y los hutíes de Yemen.

Esta barbarie fue planificada con mucha antelación. Los fundamentalistas se prepararon durante años cavando y construyendo túneles y verdaderas ciudades subterráneas, muchas de ellas debajo de escuelas y hospitales para escudarse en la inminente represalia israelí.

En los años anteriores a esta masacre, Israel sufría permanentes atentados por parte de terroristas suicidas que armados con cuchillos mataron al azar a cualquiera que esté a su alcance, también atropellaron con automóviles a muchas personas y a otras los acribillaron. Además los civiles israelíes eran objeto de los cohetes explosivos que se lanzaban todas las semanas desde Gaza al territorio israelí.

La masacre fue rigurosamente planificada, y Hamás conocía que la respuesta de Israel sería cruenta y provocaría un gran sufrimiento a la población gazatí. Ellos usaron a los palestinos de escudos humanos, para tornar imposible atacar a los terroristas sin graves daños a la población civil.

Al cumplirse dos años de la matanza, todavía quedan secuestrados 48 israelíes en Gaza. Esta masacre tuvo muchas víctimas argentinas, cómo el caso de la familia Bibas, que sufrió el asesinato por parte de los fundamentalistas de tres generaciones, abuelos, padres y nietos, los bebés Bibas fueron secuestrados y luego asesinados.

La población israelí también sufrió grandes pérdidas, miles de muertos y mutilados por la guerra. Las manifestaciones en Israel por la liberación de los rehenes y la paz son permanentes. E incluso el cuestionamiento al porqué estos kibutzim fronterizos no estaban suficientemente protegidos por las Fuerzas de Defensa de Israel. En estos asentamientos y granjas israelíes vivían los pobladores más humildes y pacifistas de Israel, que además no tenían recursos suficientes para mudarse a zonas lejanas a la frontera caliente.

La población gazatí sufrió enormes daños, no sólo en vidas humanas, de niños y ancianos, si no que perdieron gran parte de sus viviendas y comercios, en los bombarderos contra Hamás. La guerra llevó a un desastre humanitario en Gaza. Si bien las cifras de muertos, son discutidas por Israel y sus aliados, que no creen en la información que proviene del Ministerio de Salud controlado por los terroristas.

Todas las esperanzas están puestas en el Plan de Paz propuesto por Donald Trump y que cuenta con respaldo de todo el mundo.

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