Los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez, operadores políticos más íntimos de Nicolás Maduro, entraron a la residencia del embajador español en Caracas, donde se mantenía a resguardo. Ocurrió mientras inteligencia chavista asediaba la embajada argentina
Desde marzo, Cancillería buscó la manera de que la dictadura de Nicolás Maduro otorgase salvoconductos para poder traer a Buenos Aires a seis colaboradores de María Corina Machado que permanecen, todavía hoy, asilados en la residencia del embajador argentino en Caracas. Transcurrieron más de 180 días. Brasil, ahora a cargo de la representación argentina en Venezuela, tampoco tuvo luz verde, y no hay indicios de un cambio de postura desde las cúpulas del chavismo, enemistado con gobiernos de todo el mundo.
Edmundo González, candidato presidencial de la oposición, corrió con otra suerte. El 8 de septiembre le otorgaron un salvoconducto que le permitió abordar un avión de la Fuerza Aérea de España que lo llevó a Madrid, donde ahora permanece como asilado político del gobierno del socialista Pedro Sánchez.
En las últimas horas, en un intento de deslegitimarlo, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral, manejado a exclusividad por el chavismo), difundió un par de fotografías en las que se lo ve a él y a su hermana, Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Maduro, junto a González en la residencia del embajador español en Caracas. Están todos alrededor de una mesa, mientras le hacen firmar a González un documento en el que lo obligarían a reconocer los resultados sin respaldo que dan por oficial la reelección de Maduro, y además lo comprometerían a no hacer denuncias posteriores y mantener una actividad política “limitada” a cambio de su exilio.
“El mundo entero sabe que el régimen siempre recurre al chantaje, el juego sucio y la manipulación. Hubo horas muy tensas de coacción y presiones. En esos momentos consideré que podía ser más útil libre que encerrado e imposibilitado de las tareas que me encomendó el soberano”, dijo González en un video que difundió en sus redes sociales. Confirmó, también, que los hermanos Rodríguez entraron en la residencia del embajador español, donde permanecía a resguardo en ese momento.
“Se presentaron con un documento que tendría que refrendar para permitir mi salida del país. En otras palabras, o firmaba o me atenía a las consecuencias”, agregó. “Un documento firmado bajo coacción está viciado de nulidad absoluta, por un vicio grave en el consentimiento”.
En simultáneo a aquél encuentro en la residencia del embajador español en Caracas, a pocos kilómetros la residencia del embajador argentino se mantenía sitiada por agentes de inteligencia chavista que amenazaban con irrumpir para llevarse presos a los seis asilados venezolanos. Era una pulseada para manifestar que no les importaba violar convenciones internacionales ni la inmunidad diplomática de otro país si lo consideraban necesario para encarcelar a cualquier líder opositor.
“Como presidente electo de millones de venezolanos que votaron por el cambio, la democracia y la paz, no me van a callar. Jamás los voy a traicionar. Eso lo saben todas y cada una de las personas con las que he hablado hasta hoy”, reforzó González, quien una vez más rechazó la represión y exigió la publicación de las actas, cuyas únicas copias que se conocen lo dan como ganador con el 70% de los votos.
Respaldo parlamentario
La Cámara de Senadores de España aprobó una resolución en la que reconocen como presidente electo a Edmundo González. La semana pasada ocurrió lo mismo en la Cámara de Diputados.
Este jueves habrá una votación con el mismo objetivo en el Parlamento Europeo, donde las proyecciones indican que también respaldarán a González.
Además del presidente Pedro Sánchez en La Moncloa, González mantuvo encuentros con expresidentes españoles como Felipe González, Mariano Rajoy y José María Aznar.
España, al igual que los otros 26 países de la Unión Europea, exigen la publicación de las actas y no reconocen la reelección de Maduro.
La dictadura chavista mantiene su amenaza de romper relaciones diplomáticas y comerciales con España por dar asilo a González. Poco después de los comicios dinamitaron sus vínculos con la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, República Dominicana, Panamá y Costa Rica.