domingo 24 de agosto de 2025
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De la farándula a Homo Argentum

I. La pata peronista en La Libertad Avanza podría con toda justicia llamarse menemismo, una observación difícil de refutar ya que en el actual gobierno liderado por los hermanitos Milei hay más apellidos Menem que en los tiempos de Carlos Saúl. El propio presidente se ha encargado de reivindicar la gestión del riojano -fiel a su estilo histórico escatológico- como una de las mejores de la historia, algo que ni el propio Menem se hubiera atrevido a decir con tanto entusiasmo. En los últimos días, hemos observado que a la hora de confeccionar sus listas electorales el oficialismo las pobló de personajes salidos de la farándula, recuperando otra genuina tradición menemista, aunque si prestamos atención a los nombres de las nuevas estrellas del firmamento político observaremos que su calidad intelectual y artística está muy por debajo de los dos grandes pilares del menemismo en la materia: Carlos Alberto Reutamann y Palito Ortega. Las vueltas de la vida y las lecciones de la historia. Recuerdo los años noventa y la desagradable sorpresa que nos provocó a muchos que el menemismo farandulizara la política, la transformara en una cumbia de Ricky Maravilla, pero jamás en la vida se me ocurrió pensar que treinta años después los libertarios repetirían estas iniciativas con el añadido de que ahora descubro que comparados con los esperpentos faranduleros actuales, Ortega y Reutemann son honorables y refinadas eminencias políticas. Todo como en los tiempos del menemismo, pero más rancio, más empobrecedor, más chabacano.

II. Siempre hay alguien que te advierte del peligro de las generalizaciones o de la amnesia. Me recordaron, por ejemplo, que Eva Duarte también fue acusada de salir de la farándula y del mundo del espectáculo. Su paso por el teatro, el cine y el radioteatro así parecen confirmarlo. Además, antes de ser Evita la actriz fue dos o tres veces tapa de la revista Antena, entre otras. Pero detalles más detalles menos, me parece que hay que ser un analfabeto en materia política para comparar a Evita con estos personajes. El problema real con estos personajes salidos en más de un caso de las orillas de la farándula, es la frivolidad, la ignorancia, la tilinguería y la superstición. ¿Hay muchos argentinos dispuestos a votarlos? Capaz que sí, pero desde ya adelanto que yo me excluyo de esa mayoría. ¿Tan terminante? Es probable. Soy un veterano y los ejemplos que doy son propios de un veterano. A Tita Merello, por ejemplo, no sé si la hubiera votado, pero hubiera respetado su candidatura. Y con tal que me cante, “Se dice de mí”, hubiera soportado alguna estrofa de la Marchita. ¿Votar prostitutas, gatos como les dicen ahora? Depende. A Ivette Luhrs, prostituta de los Países Bajos y candidata a diputada, hubiera empezado por escucharla, porque en dos o tres entrevistas que leí me sedujo con dos virtudes difíciles de resistir: el humor y la calle. Sospecho que el Congreso nuestro funcionaría mucho mejor si los legisladores dispusieron con más generosidad de estas dos virtudes.

III. Un Miguel Cané algo melancólico, algo depresivo escribía: “Nuestros padres fueron soldados, poetas y artistas; nosotros somos tenderos, mercachifles y agiotistas”. Ese lamento lo hubieran aprobado en silencio o a plena voz más de un patricio de la Generación del Ochenta asustado por el aluvión inmigratorio del que salían obreros anarquistas que sólo merecían la horca o nuevos ricos que “cortejan con descaro de parvenu a nuestras hijas e ingresan a nuestros salones atropellándose los muebles porque no saben caminar con elegancia y mucho menos distinguir una pintura, un acorde musical o cualquier otra manifestación espiritual distinguida”. Pequeños problemitas y encontronazos de nuestros abuelos liberales con la democracia y con valores igualitarios que ellos en su momento prometieron respetar. A su favor, la existencia de un país que crecía, que ganaba posiciones en la economía mundial, que aseguraba a esos mismos inmigrantes despreciados una movilidad social ascendente excepcional. Cien años después, el panorama es muy diferente, pero no deja de llamar la atención que alguien haya llegado a la presidencia de la nación reivindicando los logros económicos de aquel patriciado sin decir una palabra acerca de sus deudas con la república y la democracia, salvo la sugestiva referencia a que aquella nación idílica empezó a declinar en 1916, es decir, cuando la ley Sáenz Peña hizo posible a través del sufragio universal masculino la llegada de Hipólito Yrigoyen y “la chusma radical” al poder.

IV. Espectáculo muy propio de estos tiempos es el que brindaron los garrochistas decididos a volar en dirección a los brazos de Javier y Karina y que quedaron excluidos, rebajados de categoría y en algunos casos despedidos con un portazo. Bien Karina. No entiendo, no me gusta nada lo que hace, pero esa decisión de colgarles la galleta a los trepadores me parece excelente. Bullrich y Petri a ganar elecciones si quieren cargos; y sus amiguitos y protegidos que ensayen la posibilidad de trabajar alguna vez en su vida. La noble causa de la derecha representada sin fisuras por La Libertad Avanza. Muchas alternativas a los garrochistas no les dejaron, pero hay motivos para sospechar que a algunos ni siquiera la buena de Karina se tomó el trabajo de recordarle sus obligaciones con el vestuario, porque lo hicieron con inusitada ligereza. Por supuesto -innecesario decirlo- todos con buzos violetas. Si de humillar se trata, que la humillación sea completa.  En la ciudad de Buenos Aires, en Córdoba, en la propia provincia de Buenos Aires el espectáculo adquirió tonos bizarros. Por razones de compasión y vergüenza ajena no voy a dar nombres, pero la verdad sea dicha muchos garrochistas que ya estaban gastando plata a cuenta quedaron haciendo señas como el célebre Penado 14. ¿Y el peronismo? Hizo lo de siempre, pero a esta altura sus trapisondas no me sorprenden. El ensayo de las candidaturas testimoniales reiteran punto por punto lo que hicieron en otros trances electorales. Son tramposos y manipuladores, nada nuevo bajo el sol, pero admitamos que en esta coyuntura, y a la hora de registrar novedades de varieté, La Libertad Avanza le sacó algunos cuerpos de ventaja al peronismo, lo que atendiendo los rasgos de nuestra política criolla, no es poco decir.

V. El mérito indiscutible y de alguna manera asombroso, de la película “Homo Argentum”, es que cientos de miles de argentinos la están discutiendo calurosamente sin haberla visto. Hago memoria y no registro datos de hazaña semejante. No sé si veré esta película. Me dicen que son multitudes las que asisten para disfrutar de las diabluras de nuestro ser nacional. Esas multitudes no me impresionan. Es más, me fastidian porque no hay nada mas desagradable que estar en una sala de cine desbordado de un público que mastica pochoclos. No sé si iré a verla. Probablemente lo haga, he perpetrado transgresiones estéticas más graves. No creo que la experiencia en la sala oscura me brinde ideas o criterios diferentes a los que ya más o menos he elaborado. Convengamos que atendiendo a las declaraciones de Milei y Francella, más los brulotes de Echarri desde la otra punta de la cancha, hay más que motivos para saber de qué trata este film, certeza que seguramente una película de Tarkovsky, Tati o Antonioni no me provocarían con tanta facilidad . Y ya que hablamos del cine italiano, escucho como al pasar que la película pretendía ser una versión criolla de “Los monstruos”, de Dino Risi, que si mal no recuerdo, contó con la participación de Ugo Antognazzi. Como ya advertí en su momento, “Homo Argentum” logró la hazaña de que hablemos de ellas sin verla. Fiel a esa inspirada estrategia crítica, digo que la versión italiana difiere con la criolla en el título. Los personajes de los episodio filmados por Risi ya sabemos que puntos calzan y a nadie se le ocurriría pensar que estos abusadores y tramposos son el “homo italianus”. Acá el título es más pretencioso y arriesgado. No sé si a propósito o porque se distrajeron, los directores se metieron con el temita del “ser nacional”, temita en el que en diferentes épocas los argentinos nos hemos enredado sin compasión. No creo que a Francella esos escrúpulos le hagan perder el sueño. Yo creo que él tiene una imagen de actor exitoso muy bien ganada porque es un artista con muchos recursos y habilidades, a las que en el último tiempo le ha sumado posiciones que coinciden con ese exquisito crítico de arte que se llama Manuel Adorni, para no mencionar al propio presidente de la nación que sacó a la película de la sala oscura y la largó a la calle con jingles de campaña electoral.

Publicado en El Litoral el 20 de agosto de 2025.

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