En una conferencia ante referentes políticos de todo el país en un encuentro sobre ‘Democracia, polarización y calidad institucional en América Latina con foco en Argentina’, el filósofo y catedrático español, Daniel Innerarity, expresó que las “fuertes disputas” que se plantean en el seno de sociedades como la de España, Argentina o las de otros países no alcanzan la categoría de una polarización que juzgó “está sobrevalorada” como “categoría de análisis político”; instó a poner atención en la “polarización política” más que en “en la supuesta polarización social”; consideró que “las diferencias están más en el terreno de las políticas que de los valores” así como que “hay más acuerdo en torno a los valores que en torno a las políticas” y sostuvo que “el nuevo consenso social hoy es liberal-progresista”.
Innerarity, al iniciar su exposición, que estuvo focalizada en gran medida en torno a la cuestión de la polarización en la discusión pública, previno que sus reflexiones pudiesen “ser aplicables a la realidad política Argentina en poca medida o en ninguna medida” y, en todo caso, existía el espacio para ser consideradas como “una incitación a pensar” y en cambio “no como una tesis extrapolable a cualquier país del mundo”, aunque sobrevoló por algunos momentos en su exposición la actualidad en nuestro país cuando refirió que “a veces el manual de campaña convencional dice que lo que hay que hacer es polarizar” y en el marco del reciente proceso electoral los argentinos “han estado en entornos de consultores políticos” que aconsejaban “polarizar contra (Javier) Mlei o contra el peronismo y eso, seguramente, es verdad en parte, pero no es menos cierto que hay una expectativa social de mensajes positivos, integradores” pero advirtió que “la radicalidad no es tan atractiva para el grueso de la sociedad y que es posible crecer” desde el espacio del centro.
En el transcurso de su disertación, el filósofo y catedrático español, apeló a un estilo críptico con el que desembocó en una alusión a uno de habituales términos a los que suele apelar el Presidente, Javier Milei, cuando pidió que se le permitiese hacer lo que llamó “una tesis osada” y, en el marco de su reflexión en torno a la polarización, sostuvo: “El pacto de post-guerra que dio lugar al Estado de bienestar es hoy más resistente de lo que suele asegurarse; creo que puede resistir, incluso, muchas ‘motosierras’, tras lo cual remarcó que “la ofensiva neoliberal fracaso y hoy lo que tenemos, y lo hemos visto en Europa con motivo de la respuesta a la pandemia, es un ‘neokeynesianismo’ y nuevos derechos sociales”.
Innerarity habló en encuentro virtual, convocado por el diputado nacional de la UCR, Fabio Quetglas y del que participaron, entre otros, el presidente del Comité Nacional de la UCR, Martín Lousteau, así como referentes de la UCR de todo el país y público en general, ante los que expresó, en el tramo inicial de su disertación que “la categoría de polarización como categoría de análisis político, a mi juico está sobrevalorada. Esa idea según la cual la polarización explicaría lo que está pasando en las sociedades, la erosión de la convivencia, la principal amenaza para la democracia, fue la que hizo que la Real Academia Española convierta (a la polarización) en la en la palabra del año, pero eso no hizo una descripción objetiva de la sociedad”.
Añadió que “hay en nuestras democracias, la española o en la Argentina fuertes disputas, gente histérica, desprecio de unos por otros, eso no lo voy a negar”, apuntó, pero juzgó que “en el sentido técnico de la expresión” tal polarización “no hay ni en las dimensiones ni con la categorización que se hace de ella habitualmente. No estoy opinando sobre la polarización o contra la polarización sino contra la conversión de esta categoría en un tópico del análisis político”. Y completó: “Mi argumento es contra quienes insisten tanto contra la polarización e infravaloran otras cosas que no encajan dentro de la polarización como la realidad del acuerdo” que “es en nuestras sociedades más extenso de lo que parece”, tras lo cual puntualizó “Si perdemos un poco de tiempo en delimitar la naturaleza y el alcance de este concepto, además de mejorar y reflejar mejor el tipo de conflictos que hay en nuestra sociedad, incluso, tal vez nos permitía reducirlo y manejarlo mejor”.
“A pesar del reciente incremento de la hostilidad y la división en el espacio público mi tesis es que no hay polarización en las sociedades democráticas, si por polarización entendemos constelaciones de conflicto relativamente estables y duraderos, que configurarían una distinción de grupos sociales según intereses e identidades. Si esa es la definición de polarización, creo que no la hay”, insistió y planteó: “El discurso de la polarización define a una sociedad profundamente dividida en la que desaparecen las expresiones moderadas, crecen los extremos que no siguen solo posiciones ideológicas sino grupos sociales diferenciados y antagónicos. Es cierto que determinados antagonismos se han acrecentado, pero esto no significa que hayan dado lugar a dos bloques sociales estables y rígidos sin ninguna porosidad y entre los que ya no fuera posible ningún de compromiso”, opinó Innerarity.
Y prosiguió: “La polarización imagina dos polos, pero a veces, no sé en la Argentina, pero al menos en España y en los países de Europa que conozco un poco mejor, en el fondo más que un combate entre dos bloques lo que tenemos es una cacofonía caótica (que es) algo muy alejado de la confrontación sugerida por la idea de la polarización que, paradójicamente, supone una cierta idea de orden y dos posiciones articuladas en una lógica binaria de contraposición y combate; creo que tenemos más desorden que el orden que supondría la categoría de polarización; en vez de dos frentes de combate, que delimitan a dos grandes grupos, lo que observo es un paisaje de conflictos bastante difuso y en cada disputa, también, hay acuerdos en cantidades no despreciables”.
“A pesar de todo lo que se dice nuestras sociedades son sociedades todavía de clase media cuyo estado de bienestar compensa en buena medida los riesgos de la vida y favorece la cohesión social. Ya sé que, en la Argentina, probablemente, esto no sea tan así, pero me animo a pensar si esto está totalmente desmontado o si tiene alguna perspectiva de viabilidad”, dijo Innerarity, quien añadió: “Y en el fondo, como la extrema derecha en Europa cuestiona el contrato social implícito que hay en la sociedad, o bien no son muchos o bien no van a tener la capacidad de subvertirlo completamente pese a que haya concentración de riqueza o precarización de trabajo, que haya problemas de vivienda o educación, no podemos hablar hoy por hoy de sociedades desintegradas”
Se preguntó: ¿A qué se debe la intensidad de nuestras contraposiciones ideológicas, de debate tan histérico, tan duro que tenemos?” y, como respuesta a ese interrogante, dijo: “Mi tesis sería que la polarización percibida o sentida es más fuerte que la polarización real. Esto es así sobre todo para quien se mueve en determinadas burbujas de las redes sociales y que puede terminar creyendo que la sociedad está compuesta únicamente por gente que está en las redes sociales cuando los que estamos en las redes sociales somos relativamente pocos”. Y en esa línea argumental sostuvo que, por lo tanto, “podemos acabar pensando que, en una sociedad, en el fondo, no hay más que ‘canceladores culturales’, que serían la mitad y la otra mitad que serían negacioncitas cuando unos y otros están en un número relativamente pequeño de la sociedad. Incluso, en sociedades con debates especialmente intensos la centralidad no desaparece; en España no ha desaparecido la centralidad, aunque está muy erosionada, no lo sé en la Argentina”, concedió el filósofo y catedrático español
A su juicio “lo que tenemos es una politización extrema en los márgenes, que afecta a toda la dinámica del conflicto, pero distinto es decir que la polarización que está en los márgenes, y está afectando a todo el sistema político, que tenemos una sociedad polarizada. Creo que de lo que se trata es de una radicalización de pequeños grupos que están especialmente interesados en la polarización, que trabajan por hacerla real. La polarización es lo que a ellos les gustaría que hubiera y por la que están trabajando denodadamente, pero lo que tenemos en la sociedad, más que polarización, son márgenes radicalizados con una influencia creciente” y describió que “sus formas de comunicación política no son representativas de la sociedad (pero) ocurre que consiguen una mayor atención pública por el ruido que hacen y la torpe ayuda que reciben de los medios de comunicación que nos informan todo el día de lo que esta gente hace, pero no informan sobre lo que hace el resto de la sociedad o el grueso de la sociedad”.
“Que el discurso de la polarización sea exagerado no quiere decir que no haya aumentado el número de extremistas o que no haya serios conflictos sino que esa ruidosa polarización de los extremos responde más a una estrategia de ciertos actores políticos que a una realidad social y me parece que es una especialidad de esos márgenes radicalizados pero también, por cierto, de los partidos en general porque los partidos no se fijan en los problemas importantes sino en los problemas que les diferencian mejor de sus competidores y ante su electorado y eso es una ‘ley de hierro’ del funcionamiento de la política; los partidos (políticos) no están buscando los problemas importantes sino aquellos problemas que los diferencian mejor de sus competidores y les destacan frente a su electorado y, por lo tanto, tienden a subrayar lo que los separa de lo que los une; priorizar temas controvertidos ayuda a atraer la atención y a movilizar lo que no ocurre con los asuntos con los que hay más acuerdos. A veces olvidar que así funciona el juego político nos puede llevar a hacer a hacer juicios equivocados acerca de la realidad de la política”, añadió.
Y continuó “El primero de los deberes de quienes analizan la realidad política es que quien quiere entender la sociedad tiene que entender que tener en cuenta las divisiones políticas no reflejan necesariamente divisiones sociales existentes, a veces sí y a veces no, pero no necesariamente”, advirtió y subrayó luego que “la polarización política no es consecuencia de una previa polarización social sino quien produce esa polarización social. Es la polarización política en la que nos tenemos que fijar y no tanto en la supuesta polarización social”.
“Creo que los actores radicalizados, en lo que han tenido éxito, es en meter sus temas en el debate y con la estridencia que pretenden; han conseguido activar determinados asuntos que tienen un potencial de irritación (en la sociedad) desproporcionado; asuntos inflamatorios que rompen los consensos, que vuelven vehemente las opiniones y, por lo tanto, da la impresión que estamos ante asuntos y posiciones irreconciliables, pero polarizar, insisto, es una estrategia de quienes desearían que no se produjera ninguna convergencia en la centralidad. No olvidemos esto; es más una estrategia que una realidad”.
Dijo que cuando “dejemos de estar absorbidos por la estridencia de los márgenes” lo que sucederá es que se advertirá que “diferencias de opinión, de entrada, no forman un frente ideológico coherente, y quienes supuestamente están en un polo, internamente tienen unas divisiones enormes entre ellos y sólo se ponen de acuerdo en aquello que les oponen a sus contrarios; esto, además, no se corresponde con estructuras sociales sólidas como podrían ser en un mundo anterior, las clases trabajadoras o las clases pudientes que eran de izquierda o de derecha”, y añadió: “Creo que sigue habiendo una amplia centralidad en nuestras democracias; en unos países es mayor y en otros países menor; sigue habiendo un espacio bastante desideologizado donde se producen muchos cambios de opinión (por lo que) si hay tantos cambios pues no estabas tan polarizado, no eras tan sectario. Hay mucha gente que cambia de opinión; el grupo de los indecisos o de la gente que cambia de un lado a otro, que por cierto es muy decisivo en las campañas electorales es bastante amplio”.
“Hay mucha gente con opiniones débiles o que carece de ellas y, a veces, tendemos a olvidar esto. La gente que tiene opiniones débiles piensa en alguna cosa, pero no está demasiado convencida de ella en comparaciones con quienes tienen opiniones con las que no les apega nadie. Y en ese espacio que llamo centralidad y se podría llamar de cualquier manera, hay gente que no tiene un kit ideológico, que les encajaría perfectamente en una ‘tribu’, con opiniones que (incluso pueden ser) incoherentes, cambiantes (por lo que) a ese sector de la sociedad tenemos que prestarle más atención de la que le prestamos porque es un sector menos ruidoso y, por ejemplo, sobre todo la izquierda aquí en España y supongo que en otros países también, se habla mucho de la mayoría social como si la mayoría social fuera siempre progresista o si fuera de izquierda y no (cuando) igual la mayoría social es esta, la que no tiene mucha opinión, que cambia, que se deja convencer, que tiene puntos u opiniones incoherentes y creo que esa es la mayoría social en muchos países”, describió.
Remarcó: “A veces el manual de campaña convencional dice que lo que hay que hacer es polarizar” y se detuvo en el caso de la última campaña electoral en la Argentina y refirió: “Ustedes han estado recientemente en una campaña y han estado en entornos de consultores políticos que han dicho ‘hay que polarizar’, hay que polarizar contra (Javier) Milei o contra el peronismo y eso, seguramente, es verdad en parte, pero no es menos cierto que hay una expectativa social de mensajes positivos, integradores, pero la radicalidad no es tan atractiva para el grueso de la sociedad y que es posible crecer”, aseguró.
Por otra parte, Innerarity, comentó un en estudio reciente de sociólogos alemanes “ha mostrado muy bien hasta qué punto este discurso de la polarización no es correcto si nos atenemos a los principales ‘caballos de batalla ideológicos’ que existen en el presente en la democracia” y que identificó como “redistribución, Nación, diversidad y justicia climática”, tras lo cual dijo que “en todos estos asuntos lo que encontramos es que ha mucho espacio para posiciones moderadas” y que “hay un espacio común para el acuerdo”.
Y profundizó: “la redistribución tiene que ver con esa desigualdad entre los que están ‘arriba’ y los que están ‘abajo’. El eje derecha-izquierda que se ha articulado en torno a esta confrontación permite espacios comunes para el acuerdo. Solemos decir con mucha ligereza que en el orden neoliberal trató de desmontar al estado de bienestar y ello es verdad, pero otra cosa es que lo consiguiera del todo y otra cosa es que todas las derechas en todo el mundo sean neoliberales” lo cual “no es verdad”, juzgó. Y completó: “La versión neoliberal de la derecha no es hegemónica en toda la derecha y lo que suele ocurrir es que los que se manifiestan en contra de la protección social no lo hacen porque rechacen la idea de la protección social sino porque les parece que son ayudas que los discriminan por ejemplo frente a los inmigrantes o que no están plenamente justificadas” y ello “no nos permite pensar que lo que tenemos es una polarización entre los que están a favor del Estado de bienestar y los que están en contra del Estado de bienestar”, puntualizó.
“El segundo punto tendría que ver con la Nación, las desigualdades dentro y fuera, quienes son de los nuestros y quienes no son delos nuestros; en esto está el tema de la inmigración, la pertenencia, la territorialidad o la inclusión. Lo que muestran estos sociólogos que ponen el caso de Alemania, pero podemos poner el caso de España u otros países como la Argentina, incluso, la mayoría social está a favor de una apertura controlada de los límites y una integración condicionada. No estamos frente al planteo de unos a favor de la inmigración y otros contrarios a la inmigración, que los hay, sino un debate en el cual probablemente el grueso central de la sociedad lo que dice es le parece bien la inmigración, pero con un poco de control” lo cual “que exista hace no darle tanta credibilidad a la idea de polarización en esta cuestión”.
Apuntó que “el tercer escenario sería el de las desigualdades ‘nosotros’ y ‘ellos’ que son las desigualdades que tienen que ver con todos los conflictos relativos al reconocimiento de la identidad, a la diversidad sexual, al género, al feminismo” y, en torno a esta cuestión, remarcó: “Casi nadie pone en cuestión el derecho de cada uno a vivir como le parezca y a no ser excluido por ello”, refirió. Y prosiguió: “El cuarto y último punto sería las desigualdades que hay en torno al ‘presente’ y ‘futuro’ en las que estarían (incluidas) las discusiones en cuanto al medio ambiente y el cambio climático que, en el fondo, oponen el corto y el largo plazo” y destacó que “en esto tenemos más acuerdo del que suponen quienes introducen en el debate un antagonismo entre activistas climáticos fanatizados y negacioncitas del cambio climático”, tras lo cual subrayó: “Una gran mayoría en nuestras sociedades están de acuerdo con que hay que proteger el medio ambiente y que hay que luchar contra el cabio climático. No está siendo fácil el acuerdo en cuanto a los ritmos y, sobretodo, a la distribución de los costos de esa batalla”, dijo filósofo y catedrático español
Pidió exponer una “tesis” que llamó “osada” y afirmó: “El pacto de post-guerra que dio lugar al Estado de bienestar es hoy más resistente de lo que suele asegurarse; creo que puede resistir, incluso, muchas motosierras. La ofensiva neoliberal fracaso y hoy lo que tenemos y lo hemos visto en Europa con motivo de la respuesta a la pandemia, lo que tenemos es un ‘neokeynesianismo’ y nuevos derechos sociales”, tras lo cual remarcó: “Las diferencias están más en el terreno de las políticas que de los valores; hay más acuerdo en torno a los valores que en torno a las políticas. El nuevo consenso social hoy es liberal-progresista”, subrayó Innerarity.
Al fundamentar esta última aseveración, el filósofo y catedrático español expresó: “Cuando las extremas derechas manifiestan su incomodidad hablan en contra de lo políticamente correcto. Seguramente en la Argentina han oído esta expresión y eso que llaman políticamente correcto es lo que está instalado como una nueva hegemonía tácita, de una manera amplia en nuestras sociedades. Indica, de cierta manera han perdido la batalla”
“Alguien me podría recordar que hay muchas amenazas y liberales contra la democracia o directamente autoritarias por supuesto. También en Europa tenemos a (Viktor) Orban en Hungría, a (Giorgia) Meloni, en Italia y es posible que gane (Donald) Trump en las elecciones en Estados Unidos en noviembre, aunque no lo creo, pero al menos déjenme que les diga lo siguiente: Si vemos en todo esto una amenaza es porque tenemos algo valioso y lo tenemos, no lo hemos perdido del todo. La izquierda habla de defender las conquistas, claro. Y eso significa que alguna vez las conquistamos y que las tenemos”.