lunes 11 de agosto de 2025
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Creciendo el desencanto hacia el gobierno… ¿por qué el escenario se mantiene polarizado?

Arranca una campaña electoral donde todos los dirigentes nacionales tienen diferencial negativa en su imagen. El propio Milei también es víctima del inconformismo. Pero entonces, ¿por qué los libertarios siguen siendo favoritos? Milei es favorito por dos claves: logra mantener y aferrar su núcleo duro y en frente tiene a una oposición desorientada.

Con poco, le sigue alcanzando. Las mediciones de julio registraron un aumento de la desaprobación al presidente que va desde los 48 a las 56%. Sin duda enciende alarmas en la Casa Rosada y permite entender que el mandatario, incluso contra su voluntad, empiece a registrar algunos cambios.

Ya avisó que intentará dejar de lado su lenguaje violento, despectivo y de odio hacia la crítica, algo remarcado incluso por votantes dispuestos a votarlos. Se nota mucho que le cuesta porque su personaje lo formó en base a una extravagancia y acting en el cual siempre se sintió muy cómodo, desde sus inicios televisivos. Así todo, tuvo advertencias y debe recular si no quiere que pase a mayores.

Del otro lado hay una oposición que en general sigue sin salir del asombro del triunfo libertario. Mucha catarsis pero poca acción. El sector mayoritario, vinculado al kirchnerismo, tiene visibilidad porque es intencionalmente subido por el propio Milei al ring. Está ahí, queriendo mostrarse como alternativa pero con la pesada mochila de un mal gobierno que dejó a la economía en estado crítico.

Tampoco se esmera mucho en generar recambio. Quizá la novedad sea que de una buena vez Axel Kicillof desafió exitosamente a Cristina (al poner sus candidatos encabezando la primera y tercera sección electoral). Pero más allá del gobernador bonaerense, el problema del kirchnerismo es que sigue mostrando figuras que ya fracasaron en política, como Guillermo Moreno o el propio Máximo Kirchner.  No así el caso de Juan Grabois y, en menor medida, de Leandro Santoro (digo así por sus intentos fallidos en CABA), que buscan tender puentes con otros sectores y con un discurso con epicentro en la cultura popular que puede encantar a un sector del peronismo que está enojado. Sugiero seguirlos de cerca.

En el medio hay un conjunto de dirigentes con intenciones pero que aún tienen que ser más originales. Lo que se observa en diversos estudios es que ningún político de centro izquierda puede despegar. Manes y Lousteau tienen buenas intenciones pero son asediados y no logran revertir esa barrera. Deberían mostrarse como algo más que la avenida del medio.

¿Y la izquierda? Tiene dos dirigentes muy instalados que son Myriam Bregman y Nicolás del Caño. En tiempos de crisis y de una situación social que va en camino a mayor descontento, tienen una base fuerte pero necesitan llegar más el electorado menos politizado. Allí tiene chances de crecer.

Quedan los gobernadores, que viendo que sus partidos están somnolientos, deciden salir algunos de ellos a la cancha. Interesante allí Nacho Torres y Maxi Pullaro, jóvenes, con gestión, con buena imagen que desde el interior dan batalla al porteñismo. La clave será ver si no quedan a medio camino de la nacionalización (como ha pasado con varios dirigentes fuertes en sus provincias pero que no pudieron trascender a escala nacional).

Los jugadores se van armando para el 2025, pero la clave creo que está en armar el 2025 pensando en el 2027. Lograr ahí coherencia, instalación, ser metódico y estar atentos a los momentos de debilidad del gobierno para allí atacar.

Ser tiempistas, virtud pocas veces vista en la política y que representa la clave de un buen político.

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