“Esto constituye un acto de justicia que debemos redoblar; nuestro reconocimiento a muchas religiones que se profesan en nuestro país y que son muy Importantes para cumplir un rol central, para que podamos vivir en armonía y en paz. Por eso celebro que hoy estemos dándole dictamen a este proyecto en el Senado y que en la próxima sesión podamos convertirlo definitivamente en ley”, dijo el senador radical Maxi Abad durante la reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, donde se dictaminó a favor la declaración como el Día Nacional de la Iglesias Evangélicas y Protestantes al 31 de octubre.
La propuesta cuenta con media sanción de Diputados y fue ahora el Senado que analizó el proyecto en presencia del pastor Cristian Hooft, presidente de la Alianza de Iglesias Evangélicas Argentinas (ACIERA).
“Quiero agradecer la presencia del presidente de ACIERA, que usted haya incorporado este proyecto en el temario que tiene como objetivo establecer el 31 de octubre como el Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, y reconocer en el marco de lo que establece el artículo 14 de la Constitución Nacional de la pluralidad y libertad de culto a una comunidad que durante mucho tiempo fue relegada”
ACIERA actualmente representa a más de 15 mil congregaciones de todo el país. Para Hooft explicó que la fecha del 31 de octubre “tiene un significado y trascendencia histórica muy importante, ya que, en esta fecha, en el año 1517, el monje alemán Martín Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg, marcando así el inicio de la Reforma Protestante”.
Hooft señaló, además, que “las Iglesias Evangélicas y Protestantes han desempeñado un papel destacado en la promoción y en la defensa de los derechos de las minorías, desde las personas por nacer, los niños, las mujeres, y por supuesto los pueblos originarios. Muchas de estas comunidades religiosas están involucradas en proyectos de ayuda a los más necesitados, en el trabajo en las cárceles, en la asistencia y recuperación de personas con problemas de consumo problemático de sustancias, en la lucha contra la discriminación y en la promoción de la paz. Además, las iglesias evangélicas han sido un espacio de contención y de esperanza para muchas personas que han encontrado en la fe una fuente de consuelo y de fortaleza en momentos difíciles. Un ejemplo reciente fue el trabajo realizado en la pandemia. En un mundo cada vez más marcado por el fundamentalismo y la intolerancia religiosa, es crucial promover el encuentro y la colaboración entre diferentes tradiciones espirituales en aras de la paz y la convivencia pacífica”.