Una vez más nos encaminamos a una discusión paritaria docente en cada una de las provincias de nuestro país. ¿Una vez más perderemos la oportunidad de ampliar el debate reduciendo esta discusión sólo a ajustar los salarios por el índice de inflación, pasada o futura? ¿Sólo ajuste?
En estas líneas quiero realizar un humildísimo aporte para ver si entre todos, podemos torcer el rumbo de nuestro infortunado destino…
¿Qué actor de la escena actual propone que no debe haber un ajuste por inflación de los salarios? Revisen. No encontrarán ninguno. Punto más, punto menos todos están de acuerdo en que hay que ajustar salarios para que estos pierdan lo menos posible frente a la inflación. Por lo tanto, eso parece un tema resuelto. Con un piso del 15% de incremento, cada provincia seguramente intentará, en la medida de sus posibilidades, mejorar esa oferta con recursos propios. Algunos, se niegan a incluir una cláusula gatillo o un “seguro contra inflación”. Si la meta de 2018 no supera los 15 puntos (muchos economistas aseguran que esto será de imposible cumplimiento) no debería ser muy difícil para los gobiernos poner una cláusula de este tipo. Nunca llegaría a aplicarse. Por lo tanto, es un tema a debatir pero que estará más en las lógicas de las especulaciones y faltas de confianzas de los actores que en el plano de lo técnico (aunque me siga haciendo ruido la salvedad de que muchos consideran que será imposible cumplir ese 15% anual de inflación proyectada 2018).
Por otro lado, si la distribución de los porcentajes de incrementos para ajustar salarios a meta inflacionaria están más o menos bien distribuidos a lo largo del año hay muchas posibilidades de que aún frente a no poder cumplir ese 15%, los salarios pierdan menos poder adquisitivo. Es cierto, los salarios no deberían perder nunca. Sin embargo, mala noticia! Pierden y en todas las ramas del trabajo. No estoy para nada de acuerdo con que pierdan pero así fuese no entiendo porque un sector de los trabajadores tendría que estar exento de esa consecuencia. Agrego: ésto sólo podría ocurrir si toda la sociedad se pusiese de acuerdo frente a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en general que sólo los docentes no perdiesen, apoyados por toda una sociedad que hará un esfuerzo extra en el marco del discurso de que la “Educación es lo más importante… etc, etc…”. Temo que esto último sea de cumplimiento imposible por ahora… Entonces, si estuviese completamente “seguro” que se cumplirá esa meta, a priori, no tendría que tener problemas en dar esa cláusula para cerrar el acuerdo.
Por último, un tema que siempre se resuelve (mal o bien pero se resuelve): la pérdida frente a la inflación pasada. Para el caso de aquellas jurisdicciones que firmaron 2017 con cláusula gatillo esto está resuelto. Se aplica la cláusula y se corrige… Para las que no, que son muchas menos, es un tema a discutir donde casi con seguridad cada gobierno encontrará las formas de compensar esa pérdida. Si así no lo hiciese dejaría abierto un conflicto por un tema absolutamente menor frente al desafío que tenemos por delante…
Pero fíjense ustedes. Si se ponen a pensar en estos dos o tres primeros párrafos pareciera que ya se agotó todo el debate de la paritaria. Miren bien, dos temas simples y un tercero de complejidad mediana, y no podemos ponernos de acuerdo. ¿No podemos resolverlo rápido sin necesidad de complicar el comienzo de clases? Y si no podemos resolver lo más sencillo ¿Entonces que “fuerzas” quedan para impulsar los cambios necesarios en materia salarial que promuevan verdaderos aumentos y no simples ajustes y que impacten en mejoras en la Educación? Poco y nada… Seguimos empantanados en nuestras propias frustraciones. Años, lustros, décadas. Tememos a abrir el debate y sí, siempre encontramos una justificación “válida y razonable” para hacerlo…
A modo de simple reseña acá dejo un par de ideas que podrían ser parte del temario de esta inminente paritaria en cada provincia buscando incluir, si tuviese responsabilidad de gobierno, alguna de ellas:
1. Abandonaría todo tipo de intención de incrementar salario por el lado del cumplimiento del presentismo. Entiendo que para muchos es lo más fácil de proponer. Sin embargo, ha quedado demostrado en varias jurisdicciones que no mejora la calidad de la enseñanza, ni de los aprendizajes de los alumnos, per sé. A lo mejor y dependiendo del verdadero poder de control de la administración de gobierno sólo baja niveles de ausentismo (nada mal si ese el único objetivo) pero de dudosísimo impacto sobre las mejoras que necesitamos. Ese mismo dinero lo pondría como “premio anual” para el equipo docente de cada escuela que logre mejorar un 10% sus propios indicadores contra resultados de los operativos de evaluación. Mi propuesta es que haya “competencia” pero una competencia con uno mismo. A partir de un indicador, la escuela “A” saca 300 puntos en el año 2016 y obtiene 330 en el 2017. Treinta puntos más. Un 10%. Así, después discutiremos cómo se paga ese incentivo, semestral o anualmente… Todos los docentes de esa escuela obtendrían una mejora salarial anual de un porcentaje de sus salarios individuales ayudando a la mejora de lo que aprenden los chicos. Podría tener algún grado de progresividad. Un ejemplo: si el primer año se alcanzó la meta de una mejora del 10% para mantener ese premio en el segundo año podría bajarse ese 10% a algo menos y para el tercero todavía un poco menos. Así además podrían plantearse proyectos específicos de mejora de la calidad de los aprendizajes por institución que tuviesen además un reflejo en los salarios de los maestros de esas mismas escuelas. Una idea, sólo una idea, absolutamente perfectible… sólo un ejemplo didáctico.
2. Propondría, por otra parte, en forma inmediata un plus por título de posgrado docente o título universitario en relación a áreas educativas para cada agente del sistema, promoviendo la formación universitaria y/o cuaternaria de nuestros equipos docentes. Seguramente esto tendría un impacto en los salarios de los maestros pero en además “premiaría” a todos aquellos que por uno u otro camino han seguido formándose, más allá de su título de base, jerarquizando la carrera docente (algo de lo que varios están preocupados e intentan medio a ciegas resolver). A este caso le agregaría además, la inmediata revisión de la carrera docente y su correlación salarial. No es posible que siga ocurriendo que en el actual sistema de reconocimientos un director de escuela termine ganando menos que un profesor o un maestro en límite de horas cátedra y antigüedad docente, tal como ocurre en varias jurisdicciones del país. Es más tampoco, puede ocurrir que un Director de una escuela de 1500 alumnos gane lo mismo que uno que tiene 250. A esto podría agregarse, pero para todo el plantel escolar, alguna medida que relacione salario con el grado de dificultades y problemáticas con las que se trabaja en cada escuela. En este sentido, no es lo mismo una escuela de Barrio Norte que una escuela de los conurbanos profundos. Para todo habría que ponerse de acuerdo con algunos criterios. No creo que haya mayor dificultad en el estado actual, teniendo en claro el objetivo, en arribar a esos acuerdos…
Como ven es una brevísima e incompletísima síntesis de dos o tres ideas. No son propuestas formales ni tampoco estructuradas. Son sólo ideas que podrían convertirse en propuestas si alguien se tomara el atrevimiento y tuviese la audacia de ponerlas en agenda. Hoy ni gobiernos, ni sindicatos lo hacen… Y si no lo hacen ellos que son los actores de una paritaria ¿Quién lo va a hacer?
Publicado en El Blog de Flavio Buccino el 29 de enero de 2018.
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