jueves 26 de diciembre de 2024
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G20: Segundo round entre la UE y Trump

Aunque el título podría ser: todos contra Trump, lo cierto es que en Alemania se celebrará desde este viernes la cumbre anual de los líderes de las economías más poderosas del mundo. En realidad son 19 países miembro, más España que es un “invitado permanente”, en tanto que la Unión Europea, como tal, es el veinteavo integrante. Por supuesto que al lado de economías ponderosas como las de Francia, Alemania, Reino Unido, China y los EE.UU., figuran socios “pobres” como Turquía, Argentina, Indonesia, Arabia Saudita y Sudáfrica.

Los asistentes al encuentro dan cuenta del 85% del producto bruto global y son representantes de dos tercios de la población mundial. La reunión del G20 en Hamburgo remeda la de su creación en el año 1999, aunque en esa ocasión fue en Berlín.

La cumbre ha estado dominada por el asunto del cambio climático, tema álgido desde que Donald Trump sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París. También será la primera reunión pública entre Donald Trump y Vladimir Putin –¿amigos, enemigos?– desde que Trump se convirtió en presidente.

Probablemente habrá fotos públicas y reuniones privadas entre Trump y la canciller alemana Angela Merkel, después de que Merkel declarara que “ya no se podía confiar en Estados Unidos” después de la retirada de Trump del Acuerdo de París.

Merkel ha dicho que hará del cambio climático, del libre comercio y de la gestión de la migración masiva los principales temas de la cumbre, lo que la pondrá en camino y potencialmente a toda la UE en un rumbo de colisión con el presidente Trump. En el cambio climático ambos están en polos opuestos. Sobre el libre comercio, el nacionalismo económico de Trump se distingue claramente de la posición europea. En cuanto a la migración masiva, Merkel ha dado la bienvenida a más de un millón de inmigrantes a Alemania, principalmente de las zonas de guerra del ISIS, mientras que en Estados Unidos, Trump ha tratado de imponer una prohibición a toda inmigración musulmana.

Los intercambios bilaterales entre los principales países son, sin duda, más significativos que el acontecimiento colectivo. No habrá votaciones o decisiones formales sobre ninguna cuestión. Los acontecimientos de estas reuniones tienden a ser dominados por el hombre político de la hora. En 2009, cuando el G20 se desplegó en Londres, el primer ministro Gordon Brown dirigió un acuerdo sobre una inyección de más de 10.000 millones de dólares para el estímulo de la economía global. A su turno, Barack Obama impuso su agenda sobre el cambio climático. Esta vez, el tándem Angela Merkel y Emmanuel Macron podrían ocupar ese rol.

En clara respuesta al proteccionismo de Trump, la UE y Japón anunciarán, un día antes de la sesión inaugural del G20, los planes para un nuevo acuerdo de libre comercio. El acuerdo UE-Japón, que sólo se ha negociado hasta ahora en términos generales, reduciría las barreras a las exportaciones de automóviles que circulan en ambas direcciones y reduciría las trabas japonesas a las importaciones de trenes y productos agrícolas, como el queso y el chocolate, creando una zona de libre comercio de la magnitud del NAFTA.

Trump está tratando de aprovechar el poder económico de los Estados Unidos para negociar nuevos acuerdos más favorables para su país

Pero más allá de éxito de su concreción, este acuerdo señala que las economías más avanzadas se encaminan a forjar un nuevo orden mundial en el que intentan trabajar “en torno” a los Estados Unidos en lugar de buscar su dirección para construir el comercio mundial. Trump, con el apoyo del Congreso, ya puso fin a un esfuerzo para que Estados Unidos llegue a un acuerdo comercial con Japón y otros países asiáticos y amenazó con retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y de un acuerdo comercial con Corea del Sur.

Trump está tratando de aprovechar el poder económico de los Estados Unidos para negociar nuevos acuerdos más favorables para su país, mientras que los líderes extranjeros parecen cada vez más dispuestos a pasar por alto a Estados Unidos en favor de lazos más fuertes en otros lugares.

El amante del twitorreo llega a Hamburgo con serios reproches para China y su relación con Corea del Norte, justo en la semana en que el régimen de Kim Jong Un acaba de probar un misil de alcance intercontinental, con aparente éxito. China, además, está en la mira por su dumping del hierro. El coloso asiático produce diez veces más hierro que los EE.UU. –y más de la mitad del mundo–, y si bien consume la mayor parte de esa producción y no le vende casi nada a los norteamericanos, Trump los acusa de inundar los mercados con su producto, depreciando su valor a niveles que sus votantes en las acerías de la “América profunda” siguen sin poder reactivar su industria.  

Por último, Trump y Vladimir Putin tendrán su bilateral. Las relaciones entre los dos países están tensas porque los EE.UU. mantienen sanciones contra Rusia por su anexión de Crimea, investigan la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 y tratan de evitar un enfrentamiento con las fuerzas rusas en Siria, donde ambos países luchan contra el ISIS Islámico, aunque con objetivos divergentes.

Trump, pidió repetidamente mejorar las relaciones entre los EE.UU. y Rusia en la campaña electoral y ha hablado muy bien de Putin durante varios años. En 2015, dijo a periodistas “Putin es una persona mejor que yo”.

Por último, Trump seguramente aprovechará el encuentro, además, para volver a estrujarle la mano al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y completar el círculo de aislamiento al que está llevando a su país.

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