jueves 25 de abril de 2024
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EE.UU. cede liderazgo mundial a China

Tal como se temía, Donald Trump dio un paso hacia el aislamiento de los EE.UU., apartando a su país del Acuerdo de Paris. Esa definición pendiente después de la reciente reunión del G7 en Taormina, la anunció con el argumento de que era “debilitante y desventajoso” para la economía de su país. “He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido y esto solo ha empezado. Por la gente de este país salimos del acuerdo. Vamos a crecer y no vamos a perder empleos. Estoy dispuesto a renegociar otro acuerdo favorable para Estados Unidos. Es tiempo de hacer América grande otra vez”, se ufanó.

Con esta decisión, los EE.UU. dejan el camino expedito para que China, que es el primer emisor global de gases de invernadero –EE.UU. el segundo– afiance su liderazgo mundial a fuerza de energías contaminantes

A esta visión anacrónica de la economía y que desestima el valor del “soft power” como herramienta diplomática,  le suma su convencimiento de que el cambio climático no existe, que es un invento de algunos científicos para desviar fondos hacia proyectos de energías alternativas, bandera de la gestión de Barak Obama, que se ha encargado de arriar. El Acuerdo de París, lejos de ser la panacea del ambientalismo era el reconocimiento –sobre todo de los dos contaminadores más grandes del planeta– de que algo había que hacer al respecto. Más aún, atacaba la base energética de China como competidor de los norteamericanos.

Con esta decisión, los EE.UU. dejan el camino expedito para que China, que es el primer emisor global de gases de invernadero –EE.UU. el segundo– afiance su liderazgo mundial a fuerza de energías contaminantes. Europa pierde con esta definición. Ahora espera atenta, las medidas proteccionistas, otra promesa de Trump a los desocupados de la “América profunda”.

El portazo de Trump ha dado la oportunidad a que la diplomacia china siga tendiendo su urdimbre de poder con Europa. El primer ministro chino, Li Keqiang, horas después del anuncio de Trump, arribó a Berlín para reunirse con la premier Angela Merkel, quien dijo en la ocasión: “China se ha convertido en un socio estratégico más importante (…). Vivimos en tiempos de inseguridad global y vemos que tenemos la responsabilidad de expandir nuestra alianza en todas las áreas e impulsar un orden mundial basado en la ley”, sostuvo la canciller. “Estamos preparados para contribuir a la estabilidad mundial”, añadió Li en Berlín.

Y hundiendo el dedo en la llaga, el primer ministro chino dejó claro: “China respetará sus responsabilidades respecto al cambio climático”. Su vista, se enmarca en los preparativos para la cumbre del G-20, que se realizará en Hamburgo, en julio –la del año pasado fue en la ciudad china de Hangzhou– será una “prueba ácida” del estado del equilibrio de poder actual, sometido a múltiples tensiones.

El presidente chino, Xi Jimping ya anunció en dicha Cumbre que dispondría de 1 billón de dólares para invertir en proyectos de infraestructura en África, América Latina, Asia y Europa.

China hace tiempo que espera la posibilidad de una asociación con Europa como una estrategia de equilibrio contra Estados Unidos. Trump ha servido en bandeja la oportunidad, cuestionando las bases de la OTAN, saliéndose del Acuerdo de París y dispuesto a revisar el comercio bilateral.

Con la oportunidad y el poder de sus recursos recientemente puestos a disposición en la Cumbre de la Franja y la Ruta, los chinos están resueltos a comprar influencia mundo en un orden esculpido a voluntad.

El presidente chino, Xi Jimping ya anunció en dicha Cumbre que dispondría de 1 billón de dólares para invertir en proyectos de infraestructura en África, América Latina, Asia y Europa.

Queda claro para los analistas que con la visión y la acción anacrónica de Trump se ha pasado de “America First” a “America Second”.

 

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