jueves 28 de marzo de 2024
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La mala memoria

Aproximadamente durante cien años los presidentes argentinos asumieron sus cargos el 12 de octubre. Así lo hicieron Sarmiento, Roca, Yrigoyen, Alvear e Illia, entre otros. El último en subir a la primera magistratura en esta fecha fue Juan Domingo Perón, hace ya casi medio siglo. 

Quizás la más compleja de estas asunciones fue protagonizada por Nicolás Avellaneda en 1874 cuando el “brillante y sagaz estadista” -como lo definió Carlos Pellegrini- se quedó con el sillón de Rivadavia. 

El resultado de los comicios dejó a Bartolomé Mitre furioso, ya que era el otro gran candidato. Con los sueños de una segunda presidencia hechos polvo, se alzó en armas siendo apoyado por parte del ejército nacional, la tribu de Catriel y ciertos sectores de la prensa. Simultáneamente se levantaron Arredondo -en nuestra provincia- y Rivas -en Azul-; además los Taboada de Santiago del Estero y muchos voluntarios en Buenos Aires. 

Curiosamente, Francisco Borges, abuelo del escritor, fue parte del levantamiento. Desistió momentáneamente tras recibir una carta del presidente saliente, Domingo Faustino Sarmiento. El sanjuanino señaló: “Coronel: no sé hasta dónde pueden influir sobre su ánimo afecciones personales o errores de buena intención (…). Oiga a un amigo: si alguna prenda hubiese Ud. comprometido yo le doy mi palabra de honor que ateniéndose en adelante a lo que el deber le prescribe y obedeciendo al gobierno quedará Ud. en la misma situación de antes”. 

En este contexto se declaró el Estado de Sitio. Fueron clausurados algunos diarios por estimular de forma directa una sublevación contra el gobierno. No se trataba de simples gacetillas opositoras, directamente incitaban a los ciudadanos a salir con armas para combatir al gobierno. 

Adolfo Alsina, vicepresidente saliente, tomó las riendas del ejército que aún era fiel al Estado. Entre sus miembros destacaba nada más y nada menos que Julio Argentino Roca. 

En medio de este desastre asumió don Nicolás. Tras jurar en el Congreso se dirigió a la Casa Rosada donde fue recibido por Sarmiento. Allí, tras un fraternal abrazo, el titán de la pluma le dirigió estas palabras: “Sois el primer presidente que no sabe disparar  una pistola, y entonces habéis debido incurrir en el desprecio soberano de los que han manejado armas para elevarse con ellas y hacerse los árbitros del destino de su Patria (..…) Este bastón y esta banda os inspirarán luego lo que debéis hacer. Es la autoridad y el mando. Mandad y seréis obedecido”. 

Los revolucionarios terminaron siendo abatidos por completo tres meses más tarde. En Mendoza destacó el accionar de Roca, quién venció a Arredondo en Santa Rosa. Muchos afirman que lo dejó escapar. Estaba al tanto de que sería condenado a muerte, como efectivamente sucedió, y eran amigos. Habían luchado juntos en la Guerra del Paraguay. Meses más tarde esta sentencia fue levantada y poco después el militar se reincorporó al Ejército. 

Avellaneda dictaminó un perdón general y la situación pasó al olvido. Probablemente allí se encuentre una de las grandes constantes de nuestra historia, la facilidad con que los argentinos olvidamos. 

Publicado en Los Andes el 12 de octubre de 2019.

Link https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=la-mala-memoria-nacional-por-luciana-sabina

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