Nos trasladamos hoy a Francia, la que en 1789 dio un gran paso para la reconfiguración de Occidente. Marie-Jeanne Roland de la Platiere, era esposa de Jean Marie Roland, un importante rebelde de tendencia girondina, es decir del grupo más moderado dentro de la Revolución Francesa. Madame Roland tuvo una importante participación en aquel París revolucionado.
Pasado un tiempo, al imponerse la tendencia jacobina -grupo extremista, que por ejemplo decidió la muerte del Rey- la mujer denunció incansablemente los abusos del régimen de Terror impuesto. Como respuestas a sus manifestaciones contrarias a las injusticias cometidas y a una mayoría que las consideraba necesarias, Marie-Jeanne fue guillotinada un 8 de noviembre de 1793.
Dicen que mientras iba camino a la muerte y era golpeada e insultada, pronunció la frase que la haría famosa: “¡Oh Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”. Dos días después de la ejecución de su esposa, Jean Marie Roland se suicidó en Lyon.
Nuestra historia también está plagada de errores que se cubrieron con sangre, siempre en pos de algún valor supremo. Santiago de Liniers fue el primer gran héroe de nuestra historia. De su mano los criollos y españoles triunfaron durante las Invasiones Inglesas, venciendo -con escasos recursos- a la organización militar más importante de la época. Pocos años más tarde, la Revolución lo colocaría frente a muchos de los hombres con los que liberó la Buenos Aires. Apresado en Córdoba por órdenes del Primer Gobierno Patrio, se decidió ejecutarlo. Los delegados se negaron a llevar a cabo semejante orden.
“Los miembros vacilaron en la elección -cuenta Bartolomé Mitre- y entonces Moreno dirigiéndose a Castelli le dijo: 'Amigo, usted que es capaz de matar a su padre'. Castelli quiso excusarse y él le interrumpió: 'Vaya usted y espero que no incurrirá en la misma debilidad que nuestro general; si todavía no se cumpliese la determinación tomada, irá el vocal Larrea, a quien pienso no faltará resolución, y por último iré yo mismo si fuese necesario'. Entonces Castelli se decidió. Salió en la misma noche de la Capital con una comitiva más numerosa de oficiales que de soldados porque no se tenía confianza en estos últimos para tirar sobre la cabeza ceñida por los laureles de la Reconquista”.
Liniers fue ejecutado junto a un grupo de hombres afines. A diferencia de otros funcionarios al servicio de la Corona española, no se consideró la opción de enviarlo a Europa. Así, en un bosque camino a Buenos Aires “los reos fueron puestos en línea (…) En el universal silencio de aquella soledad, se percibían algunos respiros angustiosos (…) luego, al grito de ¡fuego! Un solo trueno sacudió el bosque, y los cinco cuerpos rodaron por el suelo. Algunas aves huyeron de los árboles, y fue el único estremecimiento de la naturaleza impasible por la muerte de los que habían mandado provincias y conducido ejércitos. Fueron rematados individualmente los que se retorcían aún en horribles convulsiones” Aparentemente fue French, quien descargó su pistola en la cabeza de Liniers para rematarlo.
Es más que probable que su muerte obedeció al deseo de allanar el camino hacia la libertad, aunque los hombres de Mayo aún no lo dijeran abiertamente. Años más tarde, la Marina de Guerra Argentina reconoció a Don Santiago de Liniers como un héroe de la Patria Vieja y una víctima de la Patria Nueva. Como vemos, persiguiendo grandes valores se cometieron injusticias. Por esto, es importante reivindicar permanentemente el sistema de garantías y derechos que tardó siglos en consolidarse, dejando a los “tribunales populares” en el pasado.
Publicado en Los Andes el 15 de diciembre de 2018.
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