viernes 19 de abril de 2024
spot_img

Elaine: una luchadora silenciosa cuenta su historia

Elaine Klein Mokhtefi, a sus jóvenes 89 años, acaba de publicar su primer libro. Luego de contratar a varios agentes literarios de Nueva York –lugar de nacimiento y donde vive actualmente– logró concitar el interés de la editorial Verso en sus memorias, de una intensa vida política, en cuyo cúmulo se destaca haber sido una testigo privilegiada de la independencia de Argelia y de los avatares que llevaron al líder de los “Black Panthers”, Eldridge Cleaver, a esos confines del mundo.

Su temprana militancia antirracista en la United World Federalists la “incorporó” a los registros que los agentes del FBI confeccionaban sobre los participantes en marchas y raides. A los 23 años viajó a Europa como traductora e intérprete y en Francia tomó partido por la lucha anticolonialista de Argelia.

De regreso de ese viaje iniciático, Elaine hizo campaña en los EE.UU. por Argelia y al liberarse de la tutela francesa, regresó a Argel en 1962 para trabajar en la nueva administración donde conocería, no solo a los líderes revolucionarios y al célebre Frantz Fanon, sino a los líderes del Congreso Nacional Africano, activistas palestinos, miembros del Vietcong, guerrilleros latinoamericanos y una pléyade de personajes entre los que se destacaron Nelson Mandela, Oliver Tambo y el líder del Partido Panteras Negras.

En Algiers, Third World Capital: Freedom Fighters, Revolutionaries, Black Panthers, Elaine relata, entre otras cosas, la ayuda que le brindó a Cleaver como asistente personal durante su estada en Argelia huyendo de la cárcel a la que llegó luego de protagonizar un tiroteo con la policía de California y de volar hacia Cuba en donde la reciente revolución se desembarazó de él, rápidamente. Su ayuda incluyó la confección de pasaportes falsos y la recaudación de fondos para lo cual solicitó el apoyo de Simone de Beauvoir y del cineasta Jean-Luc Godard, con escaso éxito.

Panteras Negras se convirtió en el primer movimiento afroamericano en establecer una delegación en el extranjero, luego de que las gestiones de Elaine le consiguieran ese cargo a Cleaver, quien pronto se cansó de Argelia. En ese punto, nuevamente, ella usó sus conexiones para llevarlo a Francia con un pasaporte británico falso, y hasta consiguió escoltas para acompañarlo de Túnez a Suiza y de allí a Francia.

En Argelia, el gobierno postrevolucionario debía encontrar y establecer un orden. Las disputas fueron zanjadas por los militares decididos a reforzar su control del poder. Así, el primer presidente de Argelia, Ahmed Ben Bella fue derrocado y apresado en 1965.

En 1971, Elaine, que era amiga de la esposa de Ben Bella y de la esposa de Cleaver, fue presionada por los militares para delatarla y, ante la negativa, obligada a abandonar el país de inmediato. Elaine Klein Mokhtefi tiene hoy aún la entrada prohibida a Argelia, luego de haber servido a la causa emancipadora, un destino que muchos líderes revolucionarios, como Ben Bella, sufrirían. No obstante, muchos amigos han intercedido para que pronto pueda pisar el suelo y el pueblo por quien tanto hizo.

Uno de esos líderes fue Mokhtar Mokhtefi –recientemente fallecido– con el tiempo se convirtió en el hombre de su vida y quien la acompañará al exilio en Francia y los EE.UU.

El libro tiene un apartado que en su versión original era de una extensión mayor, en el que relata su infancia en la dura post crisis del ’30. Muchas penurias que ayudan a comprender su visión del mundo. En “Una infancia estadounidense” hace la cuenta de las situaciones que labraron un espíritu crítico y radical: “Fuimos parte de la lucha por un mundo mejor. También fuimos insufribles, convencidos de que habíamos recibido la 'palabra' y fuimos ungidos para extenderla. Por supuesto, nunca nos callamos”.

El libro fue presentado por la autora en la ciudad de Nueva York, en California y próximamente en Londres.

spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Fabio Quetglas

Optimismo tóxico

Luis Quevedo

Raíces de la crisis: el verdadero significado de la “batalla cultural”

Adolfo Stubrin

El turbio corazón del DNU 70