Nuevos Papeles entrevistó a Tomás Várnagy, filósofo y politólogo, autor del libro Proletarios de todos los países… ¡Perdonadnos!. Profesor de Teoría Política en la Universidad de Buenos Aires, Doctor en Ciencias Sociales, máster en Sociología de Europa central y oriental y especialista en temáticas relacionadas al comunismo. Nacido en Argentina, de origen húngaro, dueño de un gran sentido del humor y de un carisma inigualable. Trabajó en distintas profesiones antes de dedicarse a tiempo completo a ser profesor universitario. Relata que hasta reparó heladeras pues “durante el neoliberalismo los recortes en educación impedían vivir de un sueldo docente”. Sus clases universitarias son magistrales, entretenidas e inolvidables. Los estudiantes de Ciencia Política lo comprobaron y hasta crearon una fan page en Facebook en su homenaje. Várnagy nos presenta un ensayo sobre cómo el humor político clandestino actuó en los regímenes soviéticos como expresión de denuncia y vía de escape. El autor hace una periodización del humor desde un punto de vista académico.
¿Por qué el título del libro es Proletarios de todos los países… ¡Perdonadnos!?
“Proletarios de todos los países… ¡uníos!” es una frase de Marx que aparece en el Manifiesto Comunista. Se relaciona con un chiste que se contaba en la URSS en la década del cincuenta: “Lo resucitan a Marx y Stalin le pide que enuncie unas frases al proletariado en un gran desfile soviético… entonces Marx dice con énfasis: ‘Proletarios de todos los países… ¡Perdonadnos!’”. Además de ese chiste apareció esa frase en pancartas durante la caída del muro de Berlín. También había una estatua de Marx y Engels en Berlín que decía “la próxima vez todo será mejor…nosotros no tenemos la culpa”. Echarle la culpa a Marx de lo que hizo la Unión Soviética es como echarle la culpa a Jesús de la Inquisición.
¿Cómo elegiste escribir sobre el humor político?
Realicé mi tesis de doctorado sobre el comunismo argentino, en el taller una profesora me sugirió que como tenía una gran cantidad de material sobre chistes, era una buena idea trabajar sobre el humor político.
Escribí anteriormente sobre política y caricaturas. En un seminario en Budapest un colega rumano me pidió que escriba sobre las Torres Gemelas pero con imágenes. Se me ocurrió recolectar durante varios meses caricaturas políticas del New York Times y escribí un artículo que publicaron en una revista académica de Rumania, que se denomina “Caricaturizando el ataque a las Torres Gemelas”. Junté casi quinientos caricaturas de humor. La idea fue exponer una mirada del mundo a través de las imágenes.
Además, en el año 1986 leí un libro de Agnés Héller, Ferenc Fehér y György Márkus me encantó un chiste sobre Stalin que subvierte a todo el sistema político: “Un día Stalin hizo comparecer a Radek, que era bien conocido por su cinismo y dado a decir cosas que otros ni siquiera se atrevían a pensar. Stalin le dijo: ‘Me han informado, camarada Radek, que te expresas de mí de un modo irónico. ¿Has olvidado que soy el líder del proletariado del mundo?’, ‘Discúlpame, camarada Stalin –replicó Radek–, ese chiste en particular no lo inventé yo’”.
En la década del setenta cuando estudié Filosofía y Letras era mal visto criticar a la URSS. El país era considerado un régimen líder del proletariado que promovía el fin del capitalismo y la liberación del hombre. Comenté a mis compañeros de clase que a mi tío húngaro se le prohibió la salida del país para vivir en Argentina, me respondieron que era una propaganda del imperialismo.
En el prólogo aclaré que estoy en contra del imperialismo, que tengo simpatía y admiración por el pensamiento de Marx pero la URSS pretendió ser el único interprete de Marx, en nombre del marxismo destruyó su pensamiento progresista. Del mismo modo que la iglesia se consideró el único interprete de la Biblia. En cualquiera de los ex países comunistas el marxismo es una mala palabra en la actualidad.
En nombre de los grandes ideales de la humanidad destruyeron el pensamiento marxista y progresista. Después de la implosión de la Unión Soviética surgieron todo tipo de chistes sobre los nuevos rusos ricos, “the new rich”.
¿Por qué la risa es un tema excluido de la investigación en la academia?
Porque el humor y la risa es poco “serio”. Desde hace tres décadas especialmente en el mundo anglosajón hay congresos y teorías sobre el humor. En Argentina inclusive hay jornadas académicas sobre esto. Desde la tradición bíblica hay una concepción negativa de la risa. Hay dos mil años de dominación cultural de la tradición judeo-cristiana y musulmana; si te reis demasiado es una falta de respeto hacia dios. Desde Platón que es un elemento negativo.
El humor ataca siempre a los poderosos, en el caso soviético subvierte a un hombre jerárquico. Platón argumentaba que estaba prohibido reírse de los dioses, la iglesia planteaba que la risa era una falta de respeto a la religión. La risa es una forma de locura también, es una manera de denunciar el orden establecido.
¿De qué manera actuó el humor político en los países de Europa oriental durante el comunismo?
En estos países circularon una la cantidad de chistes que iban desde el mal funcionamiento de los autos culpa del sistema hasta los burócratas, todo tenía un chiste que atacaba el comunismo. Desde el estanislimo en adelante contar chistes estuvo prohibido, iba en contra del código penal y se acusaba a quien lo hacía de promover actividades antisoviéticas. Podías ir preso por contar chistes o por no denunciar a las personas que los relataban hasta la época de Gorbachov inclusive. Los mismos dirigentes soviéticos dejaron de creer en el sistema socialista durante la última etapa del socialismo realmente existente.
¿Cuál fue la función del la risa durante los ex regímenes soviéticos?
El chiste político es tan viejo como la política, es una forma clásica de comentario social y popular que molesta y divierte al mismo tiempo. La función del humor político era descargarse en un régimen del terror. Como decía Orwel, “son diminutas revoluciones que da vuelta el orden establecido”. Los chistes eran además de válvulas de escape la subversión del lenguaje oficial y del sistema en sí mismo.
La URSS no cayó por la guerra de las galaxias ni la política de Reagan, cayó porque la gente contaba chistes… Esto es un chiste también. Ni los líderes se lo creían. Los nuevos ricos de la URSS son los ex directores miembros del partido.
¿Qué tipo de legitimidad tuvo el régimen soviético?
Lo respondo con un chiste: “Ellos hacen que nos pagan y nosotros hacemos que trabajamos”. La legitimidad se mantuvo en el estalinismo con el terror y luego de alguna manera con una legitimidad carismática. Después de cuatro décadas de socialismo en base a una legitimación tradicional.
En el libro realizás un paralelismo entre el carnaval en el Medioevo y el socialismo…
Bajtín escribió su tesis de doctorado sobre el carnaval que durante el régimen la publicación fue prohibida. Carnaval significa etimológicamente “abandonar la carne”. Era una prescripción obligatoria para los católicos durante los viernes de Cuaresma.
El carnaval cambiaba los roles sociales, el pobre se reía del rico, el mísero era rey, el pecador era sacerdote. La iglesia permitía una vez al año el espectáculo. Del mismo modo, los chistes se permitían hacia la última etapa del socialismo porque servían como descarga. El humor popular significó la destrucción simbólica de la autoridad y la cultura oficial oponiéndose al orden dominante.
¿Cuál es tu análisis sobre el escenario político internacional con los liderazgos de Trump y Putín? Hasta parece un chiste…
Escribí un artículo periodístico sobre Trump en la Revista Noticias. Evidentemente hay como un amorío entre Trump y Putín, pero también una especie de guerra fría en un tercer país como Siria. Una facción es apoyada por Estados Unidos y otra por Rusia, y la población civil en el medio de ésta guerra.
Las nuevas guerras se producen a través de intermediarios de las grandes potencias en terceros países después del segundo conflicto bélico, ningún país quiere afrontar el costo de un enfrentamiento directo. En éste escenario, Estados Unidos es el primer país que gasta en armamento y Rusia también está dentro de los que más inversión en armas tienen, sin embargo en está muy lejos de los norteamericanos.
Putín tiene un liderazgo carismático, es muy inteligente, tuvo un rol activo durante el comunismo, fue director de KGB. En cambio, Trump llegó al poder con una fuerte inversión en marketing y publicidad, pero sin experiencia en la administración pública. Trump es desmesurado, rudo, narcisista. No está de más aclarar que la palabra “Trump” en inglés significa triunfo mientras que “trump up” es falsificar. Hay muchos chistes sobre Trump: “‘¿Cuál es la Nación preferida de Trump?’, ‘Discrimi-nación’”. Las elecciones en Estados Unidos no son obligatorias, es un día laboral como cualquiera, tiene otra impronta. La sociedad se divide entre liberales y conservadores. El liberalismo se pronuncia a favor de la protección de las minorías y está a la izquierda en el escenario político, del otro lado están los conservadores. Sin embargo, los demócratas son los que desarrollaron un sistema neoliberal durante los noventa. La gente que eligió a Trump también apoyó a George W. Bush dos veces como presidente. Burlarse de Trump durante la campaña presidencial fue un error, ya que lo publicitaron aún más. Hay un libro editado por Carol Pogash con frases de Trump Quotations of Chairman Trump inspirado en el Libro Rojo de Mao de 1964. Son citas verdaderas de Trump sin filtros ni resúmenes que más que risa causan temor. Me gustaría terminar con la frase de Bertold Brecht “no se debe combatir a los dictadores hay que ridiculizarlos”.