Dos billones de pesos es el doble de todo el dinero que circulaba en el país a principios del 2020 y es exactamente lo que emitió el BCRA para pagarle el déficit fiscal al Tesoro. Lo mencionamos muchas veces; el gobierno se metió en una cuarentena demasiado larga, que no podía pagar. Cada mes de encierro caía la recaudación y aumentaba el gasto para cubrir los IFEs y ATP. Al principio, el exceso de pesos que no era aspirado con Leliqs, rebalsaba por el sector externo; crecían las importaciones en medio de la recesión y volaba la compra de dólares, tanto de particulares como por parte de las empresas, para cancelar obligaciones en moneda extranjera.
A diferencia de lo que pasó con los países vecinos, el BCRA no quiso que el tipo de cambio oficial ajustara para absorber el shock y pago el exceso de demanda de divisas, con las reservas, pero como ese recurso no es eterno, el mercado empezó a anticipar su finitud, acelerando la corrida y obligando al gobierno a endurecer el cepo.
Desde septiembre, cuando fue evidente que las reservas estaban llegando a su fin y que no habría dólares para todos, la demanda de dinero se tornó tan inestable como la nitroglicerina, empezaron a caer los depósitos a plazo fijo y se recalentaron las brechas cambiarias.
Los precios domésticos habían empezado a calentarse desde junio, en parte por las propias restricciones de oferta asociadas al Covid y en parte porque los pesos que no se canalizaban al dólar calentaban mercados de alimentos y bebidas, que fueron los destinatarios de la demanda de los hogares cuarentenados e imposibilitados de gastar en servicios. |
Así, la inflación núcleo que mide la evolución de los precios que están fuera del alcance regulador del gobierno, tocó mínimo de 1,6% en mayo (velocidad anualizada del 21%) y empezó a subir desde entonces. En la verdulería y la carnicería el exceso de pesos hacía estragos.
En el último trimestre, los precios núcleo corrieron a una velocidad anualizada del 61,9% y los de los alimentos y bebidas no alcohólicas lo hicieron al 59,5%.
La pregunta del millón es si se trata de un shock transitorio, como el observado en septiembre del 2018, en menor medida en marzo del 2019 y nuevamente en la post PASO, o si estamos en un escalón mas alto que llegó para quedarse.
Publicado en Clase Media, el newsletter de Martín Tetaz, el 19 de enero de 2021.