Se presentó el libro Primer Tiempo de Mauricio Macri. Esto generó obviamente algunas repercusiones políticas, entre ellas, una anodina, repentina e inoportuna conferencia de prensa del propio Presidente de la nación, pero también, tuvo este hecho de la presentación del libro de Macri alguna deriva de naturaleza cultural.
Refiero fundamentalmente a la decisión de algunas librerías de la ciudad de Buenos Aires, de no exhibir el libro o incluso de no venderlo, dando obviamente algunas explicaciones de naturaleza o de temperamento ideológico. Hay bastantes cosas para analizar ahí.
En primer lugar, está claro que no se trata de un elemento de censura, las librerías están en todo su derecho de vender el producto que quieran, pero sí claramente pone discusión varias cosas. En principio obviamente el lugar del libro como un producto cultural, y también después la librería como un agente de organización del mundo de la cultura. Habría que conocer si estas librerías que tomaron estas decisiones, también lo tomaron antes, por ejemplo con la obra de Heidegger, o con la obra de Louis Ferdinand Céline, ¿venderán el viaje al fin de la noche de Céline?, ¿venderán algún texto importante de Heidegger?, siendo que son artistas inconmensurables pero también abiertamente nazis.
Es interesante también porque a partir de esto, se abre una pregunta que es un poco más profunda, ¿hasta donde hay que tener en cuenta el pensamiento político de los autores al momento de evaluar una obra artística o de reflexión?
