En una entrevista con Hoy24, el politólogo Gustavo Ferrari Wolfenson expresó que el tráfico de armas que se produce en las fronteras entre Estados Unidos y México “no es el tema prioritario en la agenda de los dos países” pero sorprendió al considerar los esfuerzos que se han hecho para combatirlo “han sido esfuerzos estériles” y ello respondía a que se trata de “un negocio altamente rentable” a la que vez “México no cuenta con instituciones sólidas que garanticen la operatividad, sino todo lo contrario, fortalecen la corrupción y el debilitamiento de las propias instituciones” y remarcó como un tercer elemento el hecho de que “la clase política ha encontrado en esa complicidad una forma de enriquecimiento llena de impunidad”.
En el inicio de la entrevista, la periodista de Hoy24, Clara Riveros, consultó sin rodeos a Wolfenson sobre la cuestión del tráfico de armas en las fronteras entre aquellos dos países y, en ese sentido, le planteó que la cuestión ha sido reiterativamente abordada en la prensa internacional en los últimos meses, ante lo cual el politólogo y comentarista con amplia experiencia en organismos internacionales de América Latina y África, radicado en México desde hace varias décadas, reflexionó: “Desde hace unos años la agenda Estados Unidos-México se concentra en tres temas fundamentales: narcotráfico, inmigrantes y fentanilo. Si bien se han hecho esfuerzos a través de la Iniciativa Mérida (hoy del Bicentenario) en establecer acuerdos y controles para detener y encontrar soluciones comunes a estos tres temas que afectan las relaciones, desgraciadamente han sido esfuerzos estériles”, juzgó.
Y enumeró las razones de esos fracasos: “Primero porque es un negocio altamente rentable; segundo porque México no cuenta con instituciones sólidas que garanticen la operatividad, sino todo lo contrario, fortalecen la corrupción y el debilitamiento de las propias instituciones; tercero porque la clase política ha encontrado en esa complicidad una forma de enriquecimiento llena de impunidad”, tras lo cual juzgó que “la administración (de Donald) Trump se ha puesto muy dura para encontrar soluciones al respecto. El gobierno de la presidenta (de México Claudia) Sheinbaum ha jugado el papel histórico de pretender defender la soberanía al tiempo que impulsa acciones conjuntas que fortalezcan el combate de los carteles. Las presiones arancelarias son una forma quizá coercitiva de que se tome en serio la lucha contra el narcotráfico y los carteles, pero el tráfico de armas no es el tema prioritario en la agenda de los dos países”, advirtió Ferrari Wolfenson
Cuando se le preguntó si coincida con que se estima que el tráfico ilegal de armas (fusiles de asalto, pistolas y armas de alto poder) desde Estados Unidos hacia México, en la última década, ha alcanzado niveles sin precedentes y que si bien estas son adquiridas legamente en Estados Unidos, la posesión de estas traspasa fronteras y, en muchos casos, terminan en poder de cárteles y narcos de América Latina, agravando la violencia en toda la región y especialmente en México. E todos modos, dijo que “aunque el debate sobre el tráfico de armas suele concentrarse siempre en la frontera norte la mayor parte del armamento que emplean los grupos criminales en la zona sur del país ingresan por la frontera sur. El armamento que abastece al mercado ilícito mexicano proviene de seis estados de la Unión a través de seis rutas de tráfico que atraviesan el país, divididas en dos fases: rutas de abastecimiento en Estados Unidos y rutas de tráfico interno en México. Estas atraviesan 15 estados del país, entre ellos Baja California, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Chiapas, y en la mayoría de los casos se fusionan en Guadalajara o Veracruz, para luego dirigirse al sur. La cuarta, quinta y sexta ruta —provenientes de Missouri, Georgia y Florida— ingresan por Tamaulipas y conectan eventualmente con rutas hacia el sureste. Siendo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el punto clave de distribución de la zona sur”, describió.
“Desde ahí, las armas se dirigen a cuatro puntos fronterizos del sureste mexicano: Balancán (Tabasco), Ciudad Cuauhtémoc, Tapachula y Ciudad Hidalgo (todos en Chiapas). También se ha notado en la frontera sur el papel del Ejército de Guatemala que viene desplegando vehículos blindados y tropas de élite para intensificar la vigilancia a lo largo de los casi mil kilómetros que separan a ese país de México. Este operativo, conocido como Cinturón de Fuego, se implementó desde el 2024 y ha sido fortalecido recientemente con el objetivo principal de combatir actividades del crimen organizado (el tráfico de armas, drogas y migrantes que cruzan el país con rumbo a Estados Unidos)”, explicó Ferrari Wolfenson.
Se le planteó que pareciera que el contrabando de armas desde Estados Unidos incide directamente en la violencia e ilegalidad en toda la región y que el libre acceso a armamento en Estados Unidos tiene efectos de derrame en toda América Latina -incide en la violencia y en los homicidios de la región por la circulación de armas ilegales y se lo consultó sobre si compartía esa visión en cuento que la responsabilidad del control del flujo de armas hacia México recae hoy, más que nunca, en Estados Unidos aunque puede considerársela una batalla perdida. El politólogo juzgó que “desde hace décadas, América Latina padece una epidemia de violencia, registrando las tasas de homicidios más altas a nivel mundial. Las armas de fuego han sido protagonistas en la expansión de este fenómeno. Los flujos provienen de diversos orígenes y circulan por rutas cada vez más complejas. Estados Unidos sigue siendo el principal proveedor”
“Sin embargo, en las últimas décadas surgieron otros focos relevantes como Israel, Turquía, China y varios países europeos. Estos actores han ganado peso en el comercio de armamento hacia América Latina. El incremento de la violencia asociada a organizaciones criminales fue un factor clave en el aumento de los intercambios ilegales de armas. Aunque no hay cifras exactas sobre el volumen de dinero y la cantidad de armas traficadas, se estima que el 70 % provienen de Estados Unidos. Ese país alberga el mercado legal de armas de fuego más grande del mundo, con más de 400 millones de armas en manos civiles”, advirtió Ferrari Wolfenson.