lunes 4 de agosto de 2025
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El desfinanciamiento de IOSFA

En lo que va del año, las renuncias del personal uniformado ascienden a 2200 efectivos, desde el Ejército hasta la Policía Federal y el Servicio Penitenciario. También se registran renuncias de civiles. La obra social de las Fuerzas Armadas y de seguridad está atravesando una de las mayores crisis desde su unificación en 2013 a través de un decreto que unificó las obras sociales de las diferentes fuerzas, entre ellas el Ejército (IOSE), la Armada (DIBA), la Fuerza Aérea (DIBPFA) y la Prefectura Naval Argentina. Esta es la tercera obra social más grande del país, con aproximadamente 600.000 afiliados, incluyendo personal en actividad, retirados y civiles, así como adherentes. La obra social se financia con aportes y contribuciones de los afiliados y personal en actividad y civiles. Los cuales son cautivos de la obra social aportando un 6% de su salario, no pudiendo desviar aportes a otras obras sociales y/o prepagas.

En lo que va del año, hubo 2200 retiros debido a bajos salarios y precariedad en las prestaciones. Según los datos obtenidos a través de relevamientos:

– Ejército: 257
– Armada Argentina: 234
– Fuerza Aérea: 193
– Gendarmería: 386
– Prefectura Naval: 322
– Policía Federal: 412
– Policía de Seguridad Aeroportuaria: 177
– Servicio Penitenciario Federal: 292

La mayoría de las bajas corresponden a jóvenes que, al ser destinados a otras dependencias, no pueden afrontar gastos de alquiler ni sostener una vida digna en sus provincias de origen. Los bajos salarios impactan a las jerarquías más bajas. Según los datos, un capitán y un teniente de navío cobran $1.055.067, mientras que un teniente primero y un teniente de fragata llegan a $938.420. Un teniente del Ejército y un teniente de corbeta perciben $846.017, y un subteniente, un guardiamarina y un alférez cobran $766.215. Entre los suboficiales, un sargento y un cabo principal perciben $810.933, un cabo primero $727.764 y un cabo segundo $673.588. La línea de pobreza para una familia tipo, según el INDEC, ascendía en junio último a $1.128.398.

A esta problemática salarial se le suma la falta de medicamentos de alto costo, tratamientos de alta complejidad, reintegros, farmacias propias vacías y prestadores que no atienden, lo que lleva a un colapso en materia de salud en los hospitales propios, que deben más de $15.000 millones de pesos a los prestadores. Además, las renuncias de personal uniformado, personal de salud y áreas administrativas se deben a bajos salarios que van desde $600.000 pesos para un administrativo hasta $1.000.000 de pesos para un profesional con antigüedad categorizado según el convenio colectivo del personal civil y docente civil de las fuerzas armadas y seguridad (Decreto N° 2539/15).

La gestión del Ministro Petri ha sido cuestionada, ya que en dos gestiones se han tomado $90.000 millones de pesos de deuda por el presidente mendocino Óscar Sagas que renuncia por la complejidad de la situación, luego asume Roberto Fiochi que estaba al frente del IAF (Instituto de Ayuda Financiera), el cual continuo tomando deuda, renuncia por razones personales, asumiendo en su lugar la contadora Betina Surballe que era su mano derecha en el IAF.

La situación es crítica, ya que el Estado nacional mantiene una deuda por falta de liquidación de aportes y contribuciones, lo que impacta directamente en el pago de prestadores, entre ellos el Hospital Militar y el Hospital Naval, que quieren despedir a más de 500 trabajadores, incluyendo personal de salud y administrativo, por decisión de la Armada.

La mala gestión y el mal manejo de cuentas han llevado a un déficit que sigue creciendo, generando incertidumbre tanto en el personal uniformado de todas las fuerzas armadas como en el personal civil de la obra social y el personal de salud a lo largo y ancho del país tanto en materia de estabilidad laboral, y cobertura de salud.
El ajuste lo iba a pagar la casta, pero lo están pagando los trabajadores y la salud, generando vulnerabilidad de sus derechos laborales como también de atención sanitaria aún cumpliendo con los aportes y contribuciones correspondientes. Generando así una cadera difícil de que mejore.

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