domingo 8 de junio de 2025
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Reforma laboral en un país complicado

Los sagaces Ingenieros del Caos anarcocapitalistas no están logrando descifrar el entramado laboral y sindical argentino. Probablemente les desoriente su longevidad y su versatilidad. Pero lo que seguramente les tiene perplejos es el apoyo que el modelo recibió y recibe de gobiernos de la derecha (Onganía ideó la generalización de las obras sociales en manos de los sindicatos con personería gremial), de los grupos más poderosos de la antiguamente llamada “gran patronal” y de sectores de la judicatura comprometida intelectualmente con un sistema al que consideran el no va más del progreso social.

Los Ingenieros del Caos buscan en la derecha capitalista argentina diagnósticos y recetas que, de encontrarlas, aumentarían su desorientación y su proclividad al error. Buscan en las reformas antiobreras y antisindicales de Videla; se detienen en sus versiones más modernas (que apuntan a sofocar huelgas y agotar las fuentes de financiamiento); bucean en las heterodoxas ideas del peronismo de los años noventa; desconfían, en fin, de las propuestas de los más refinados y longevos cultores del dialogo tripartito.

El modelo laboral y sindical argentino se adapta, como anillo al dedo, al modelo económico cerrado, proteccionista, excluyente y prebendario. Por tanto, las reformas económicas de mercado que lleva a cabo y/o anuncia el presidente Milei ponen en evidencia lo obsoleto nuestras rutinas laborales (contrato típico individual de trabajo, negociación colectiva) y sindicales (monopolio, verticalismo, opacidad, gestión de la salud de los trabajadores).

Las reformas económicas, como era de esperar, han hecho resurgir alianzas subterráneas entre empresarios que no están dispuestos a competir ni ceder privilegios y sindicalistas instalados en la comodidad que les permite convivir -sin estallidos- con una larga crisis de pobreza, desocupación y bajos salarios.

Como si algo faltara, la organización de los agentes de la economía popular -que se miran en el espejo sindical- cierra el círculo vicioso que permite que nada cambie y que el país y sus crueles provincias norteñas perpetúen su decadencia.

El contexto de las reformas económicas

Parece evidente que aquellos cambios estructurales tendrán que lidiar con tres mochilas: a) La alta desocupación encubierta y la que mas que probablemente generará la reconversión de industrias y servicios que hasta aquí pervivieron gracias a ventajas y privilegios nacionales y locales; b) La anacrónica solidez del modelo de relaciones laborales, sindicales y de salud; y, c) La poca propensión de los empresarios argentinos a invertir, reformar, capacitar y competir admitiendo las reglas del mercado.

En realidad, el empresariado local mas representativo se resiste a asumir el rol que es propio de los creadores de riquezas en una economía de mercado y -cerradas felizmente las puertas a las aventuras dictatoriales- centran sus esfuerzos en provocar devaluaciones competitivas.

De nada valen las decenas de años perdidos buscando en la inflación seguida de devaluaciones la piedra filosofal que permita que unos pocos vivan felices y relajados, mientras más de la mitad de los habitantes del norte y del conurbano se debaten entre la miseria y la desesperanza.

Contenido y orientación de los cambios

La Argentina tiene decenales cuentas pendientes con la Libertad Sindical como, de tanto en tanto, lo pone de manifiesto la OIT. Es este un buen momento para avanzar hacia un régimen de verdadera libertad sindical, acabando con monopolios concedidos por el Estado y con tutelas que impiden el acceso de otros actores; para lo cual no hace falta sino cumplir con las normas internacionales y resolver los expedientes de simple inscripción gremial que, absurdamente, mantiene congelados la administración Milei.

Es relativamente sencillo constatar que las normas argentinas sobre asociaciones sindicales generan monopolios y han terminado por imponer un modelo centralista, vertical, que asfixia y expolia a los trabajadores afilados del interior. Lo intuyó Alfonsín, pero erró la fórmula y el itinerario.

Una mirada sobre el régimen de negociación colectiva, instaurado hace 73 años, revela su inadecuación a la moderna economía: Empresarios y sindicatos (como parte de aquel pacto oculto) concuerdan en vaciar de contenido reformista a los convenios colectivos de trabajo. Las paritarias son una caricatura de negociación colectiva; la falta de acceso de los trabajadores a la información económica de la empresa es coherente con este papel subalterno de las paritarias que bien podrían ser reemplazadas por la Inteligencia Artificial.

Una reforma consistente con este enésimo intento de marchar hacia una economía de mercado debería apostar por la descentralización y articulación autónoma de los convenios colectivos desarticulando la ultraactividad para facilitar su renovación integral. He aquí una herramienta para reconvertir, mejorar productividades, construir consensos y repartir las mejoras, desaprovechada por los Ingenieros del Caos y sus clientes.

Siendo que, como parece evidente, la economía argentina se encamina hacia un gigantesco proceso de reconversión industrial, agropecuaria, minera y de servicios, parece urgente revisar los exiguos canales a través de los cuales empresas y trabajadores negocian y pactan reconversiones y distribuyen costos y beneficios. En este punto, la reforma laboral de 1991 dejó incertidumbres y vacíos que inutilizaron herramientas hoy imprescindibles como las reglas para reconversiones productivas y los procedimientos preventivos de crisis.

Construir un sistema de negociación colectiva para la productividad, la paz social y el bienestar requiere organizar espacios de disponibilidad colectiva, modificar las reglas de resolución de los conflictos de sucesión y prelación de normas. Y reconstruir el agonizante sistema de obras sociales sindicales sin mengua de su titularidad por parte de los trabajadores.

Los sueños de un país sin huelgas ni sindicatos, que produzca violando la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales nos han llevado a las peores consecuencias.

Publicado en El Tribuno de Salta el 5 de junio de 2025.

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