miércoles 5 de febrero de 2025
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Del “pueblo” peronista a la “gente de bien” de Milei

Después de caído el Imperio Chino, con la revolución de 1911, hubo un gobierno dominado por un movimiento llamado Kuomintang, compuesto por una minoría, pocas personas alrededor de dos líderes carismáticos: Sun Yat-sen, primero, y su cuñado, Chiang Kai-shek, después. Ambos con sus respectivas mujeres, y en el caso de Sun también las hermanas de su mujer. Era una reunión casi familiar, otra nota que en la Argentina conocemos bien.

Se trataba de un movimiento conservador y nacionalista, con rasgos fascistoides. Sin embargo, el Partido Comunista chino –por orden de Moscú y a regañadientes– debió aliarse al Kuomintang. En 1926, se confirmaron las prevenciones de los chinos que habían confrontado infructuosamente contra la idea de Moscú: Chian Kai-shek, ayudado por fuerzas parapoliciales, realizó una purga sangrienta de los comunistas que estaban dentro del Kuomintang. Es una ley histórica, pero increíblemente el centro y la izquierda no extraen lecciones, recaen en el mismo error y vuelven a adherir a los movimientos de extrema derecha.

Un discurso reciente que pronunció el presidente Javier Milei en el Festival Fratelli D’Italia Atreju, y que pasó un poco inadvertido, puede resultar útil para los que estén pensando en armar un frente único con él. Luego de hablar de “familia” y “lazos de sangre” (conceptos tan tribales como los de Sun y Chiang), hizo una serie de afirmaciones que, si no hubiéramos normalizado el populismo, deberían resultar escandalosas para la tradición liberal. Comenzó diciendo: “Hay que usar las armas del enemigo. La batalla cultural se rige por las reglas universales y atemporales de la política”. Primera pista: el kirchnerismo cultural es su verdadero faro.

Luego agregó que, para conformar alianzas políticas con otros espacios, no sirve el concepto norteamericano de partido catch-all, lo que en la práctica significa que solo aceptará adhesiones, no aportes conceptuales. Finalmente remató, en el colmo de la excitación iliberal: “Tenemos que ser como una falange de hoplitas, que siempre se impone sobre ejércitos más grandes, precisamente porque nadie rompe la formación”. El lenguaje es revelador: los hoplitas solo en Esparta se constituyeron como soldados profesionales y su rasgo decisivo era que no tenían individualidad, iban siempre abroquelados, sin porosidad. También Sun Yat-sen usaba este tipo de metáforas: “Tenemos que desembarazarnos de la idea de libertad individual y unirnos en un cuerpo similar a la sólida masa formada por la mezcla del cemento con la arena”.

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