En su estancia en Italia, el presidente Javier Milei volvió a mencionar en su discurso a Vladimir Ilich Lenin, el máximo dirigente de la revolución comunista de 1917, y fundador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS): “Sin teoría revolucionaria, no hay práctica revolucionaria“, repitió la frase del jefe revolucionario ruso. Luego calificó a Lenin de “zurdo reventado“.
Extraña mucho que Milei, un político de la derecha extrema, use conceptos teóricos del comunismo.
Antes de citar a Lenin, Milei ya había citado a otro comunista relevante, el italiano Antonio Gramsci, fundador del PC italiano en 1921, a quién el dictador fascista Benito Mussolini encarceló en 1926. Gramsci es el creador del concepto de “hegemonía cultural“, según el cual los revolucionarios deben disputar a los capitalistas en el ámbito de la cultura y los medios de comunicación. Milei usó este discurso para atacar a la actriz y cantante Lali Espósito, a quién acusa de tener un pensamiento colectivista.
Lo que resulta más extraño aún es que Milei menciona en su discurso a Lenin y Gramsci, cuando su ideología ultraconservadora se acerca mucho más a la del dictador español Francisco Franco, o al mismo Benito Mussolini, ambos con sus máximas ideas de “Tradición, Familia y Propiedad”. Si bien Milei fue elegido y gobierna en democracia, su repudio a las formas institucionales de la República hace recordar a los regímenes autoritarios. El propio Ministro de Economía Luis Caputo, expresó “Hay que dejarse de joder con las formas”.
La explicación de que Milei repita conceptos de Lenin y Gramsci está en los ideólogos de la derecha extrema argentina. El principal, Agustin Laje, que preside la fundación libertaria FARO, es quién escribe los discursos del presidente argentino. Este escritor se apropió del término “batalla cultural”, acuñado por la izquierda, sectores socialdemócratas y del liberalismo social, para convertirlo en la principal herramienta ideológica de la nueva derecha. El término “batalla cultural”, fue muy utilizado contra los neoliberalismo de la década del 90 en América Latina. Se fomenta una ideología del bienestar general, contra el individualismo extremo.
Según Laje. la izquierda y los colectivistas cooptaron las universidades, la educación. la cultura y los medios de comunicación para dominar a la sociedad global. Cómo ejemplos menciona incluso a la empresa estadounidense Disney, que según sus palabras está obsesionada con la sexualidad infantil, y a Netflix que está dedicada a difundir los valores de los colectivos de lesbianas, gays y trans. Todo desde la batalla que plantea contra el “globalismo“, que según él aplasta los valores tradicionales de la religión, la familia y los nacionalismos.