“Sin entrar en el fondo de la cuestión de cada una de las reformas contenidas en él, está claro que con su decisión el gobierno nacional vulnera la división de poderes, desconoce abiertamente al Congreso de la Nación. Esto no sorprende, ya que el Presidente dio una señal en este sentido el día de su asunción al hablar dándole la espalda a los representantes elegidos por el pueblo”.
Quien señalaba esto con convicción y sin dejar lugar a dudas, allá por diciembre de 2023, era el senador peronista por Entre Ríos, Edgardo Kueider, refiriéndose al DNU 70/23, la afamada Ley Bases. Meses después, como si las palabras se volvieran invisibles, el senador Kueider votó a favor del DNU y fue un aliado importante del Gobierno a la hora de defender y dar quórum en estas y otras iniciativas parlamentarias de interés para el gobierno. Además, como presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales buscó una alternativa para encontrar una solución al “problema Ariel Lijo”. Al respecto, en agosto afirmó: “Lijo tiene muchos cuestionamientos y creo que va a llevar a un debate fuerte en el Senado, pero puede haber una salida. Va a tener que ampliarse el número de miembros de la Corte Suprema y establecer el cupo femenino”. Abrió así una puerta al tratamiento del pliego del polémico candidato del gobierno a la Corte Suprema de Justicia.
¿Por qué hablamos de un senador hasta ahora prácticamente desconocido para la opinión pública”. Kueider – ahora miembro del Bloque Unidad Federal- fue detenido en Paraguay con US$211.102 que no pudo justificar, según confirmaron autoridades de la Aduana paraguaya. También llevaba 646.000 pesos argentinos y 3.900.000 guaraníes. Kueider no mostró colaboración con las autoridades y no señaló la procedencia del dinero. Rápidamente, al observar su Declaración Jurada publicada por la Oficina Anticorrupción, se puede ver que el senador tiene declarados solo U$$ 8500 y en pesos algo más de 5 millones. Es un caso sumamente sospechoso y comienza, de alguna manera, a salpicar al gobierno de Javier Milei en una semana donde la baja de la inflación, su único logro de gestión a un costo social enorme pero que le otorgó aprobación social, quedó empañado por la caída del proyecto de Ficha limpia debido a la oposición del kirchnerismo y el “faltazo” más que sospechoso de varios diputados oficialistas y aliados. En las últimas horas se hablaba de un acuerdo de los libertarios, más precisamente del asesor todopoderoso y monotributista estrella, Santiago Caputo, con el propio Kueider para que encabece una lista en Entre Ríos para dividir al peronismo. A cambio ofrecerían el desembarco del senador como embajador en Uruguay.
Vale recordar que Kueider está acusado en una investigación judicial en Concordia por enriquecimiento ilícito y lavado de activos por la propiedad de unos departamentos y cocheras en un edificio de lujo en la ciudad de Paraná registrados a nombre de su secretaria y de una empresa vinculada al senador. Un tema que se encuentra paralizado, al menos hasta ahora.
Kueider no tiene defensores en el arco político. Los libertarios lo van a negar: “entró en la boleta del kirchnerismo” dicen, a pesar de tratarlo todo este tiempo como aliado, no olvidemos que fue el candidato fallido del oficialismo para presidir la Comisión Bicameral de Inteligencia y de que contaron siempre con su ayuda en el Senado. Sus excompañeros del peronismo se refriegan las manos: “esto es como los bolsos de López pero que lo paguen los libertarios, nuestro no es más”, decía ayer un diputado kirchnerista que quería esperar el paso de las horas para ver como decantaba este escándalo, y que aclaró: “ojo que pueden saltar más cosas”.
Mientras la expresidenta Cristina Kirchner hablaba de “democracia tarifada” y recordaba que fue Victoria Villarruel quien lo designó al frente de una Comisión tan importante, “votado por el peronismo terminó contando como libertario”, sentenció. En el resto de la oposición no sorprendió: “Nadie vota a Lijo gratis. Fin”, comentó en su cuenta de X el diputado de la Coalición Cívica Juan Manuel López, mientras que su compañero de bancada, Maximiliano Ferraro, fue más detallista: “Cuando asignaron por DNU 100 mil millones para gastos reservados de la SIDE, lo denunciamos sin dudar. Luego, logramos voltear el DNU en el Congreso, pero, a pesar de eso, la plata sigue asignada al organismo y nunca se reintegró al Tesoro de la Nación. Casualidad o no, hoy aparece el senador Kueider cruzando a Paraguay con un botín millonario. A Kueider el oficialismo lo quería al frente de la Bicameral de Inteligencia”, dijo Ferraro, atando cabos entre los sospechosos fondos reservados para la SIDE que otorgó el gobierno, único organismo estatal que se benefició con más presupuesto en un contexto de ajuste brutal. Esta asignación turbia no solo encierra sospechas de corrupción, sino que además es una afrenta para el ciudadano de a pie o el jubilado que está pagando el costo del modelo económico que propone el Gobierno, que pide esfuerzos a la mayoría, pero beneficia con fondos oscuros un lugar, ya de por sí, cargado de sospechas.
Todo esto hace que Kueider pueda convertirse en una “presa” que todos quieren capturar para endilgársela a otro, los libertarios se quieren despegar recordando su origen peronista, los peronistas al gobierno por su sorprendente cambió de posición, y el resto de la oposición a ambos. Todos tendrán intereses políticos en este caso, la pregunta que se impone es saber si el Gobierno también sabrá vestirse de amianto para que no se le peguen estas faltas que terminen generada pérdida de apoyo social. El kirchnerismo, lamentablemente para el país, lo logró durante casi dos décadas. Por eso la escueta declaración de Kuieder -“el dinero no era mío”- parece más un mensaje a un tercero que una frase para exculparse. Si dijo que los dólares no eran suyos deberá responder la siguiente pregunta de la justicia: “¿De quién es el dinero, entonces?”
El affaire del senador Kueider recién comienza, aún no sabemos hasta donde llegarán sus raíces porque todo tiene una razón, un porqué y la justicia tendrá mucho para investigar, pero, en paralelo, hay que comenzar a resaltar que, a un año de gobierno, a Milei comienzan a picarle cerca del arco las pelotas que buscan ser gol por las sospechas de corrupción o de impunidad, algo que hasta ahora los libertarios veían jugar en el campo contrario. La actitud del oficialismo con Ficha limpia lo dejó expuesto, claramente el gobierno que venía a terminar con la “casta” ahora le brinda todos los salvavidas posibles para alcanzar cierta impunidad. Vaya paradoja, si algún proyecto de Ficha limpia fuese aprobado por Diputados en algún momento, para ser tratado en el Senado la norma debería obtener dictamen por la Comisión de Asuntos Constitucionales que preside justamente Edgardo Kuider. Lobos cuidando corderos.
De todos modos, no sorprende este presente a aquellos que entendieron que la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema es algo más que un capricho, sino que es una necesidad y los acuerdos espurios para conseguir aprobaciones en minoría en el Congreso, de los que tanto se habló, comienzan a mostrar sus caras oscuras o, al menos, muestran un hilo que invita a tirar hacia afuera para observar qué sorpresa nos depara conocer lo que viene atado.
En este contexto, el caso Kueider es una invitación a cielo abierto a la sospecha general, porque si hay algo que aprendimos en esta democracia, que nos permite elegir y equivocarnos, es que la corrupción tiene más oportunidades de actuar cuando un gobierno no está controlado por la opinión pública.
Publicado en La Nación el 5 de diciembre de 2024.
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