Un día como hoy, en 1983, Raúl Alfonsín cerró su campaña ante 400 mil personas en Rosario Minutos antes, en el Obelisco, hizo lo mismo el peronismo con Ítalo Luder, mientras -a escasa distancia- Herminio Iglesias batallaba con un encendedor para quemar la corona y el rústico cajón que identificaban a Alfonsín y la UCR.
Norberto Imbelloni y Carlos Spadone lo secundaban en la intentona El avance del ataúd fue emitido en vivo y en directo en el final del acto En días en que la información no estaba mediada por redes ni canales de cable. Todo se reducía a la radio, la TV y los diarios (las revistas llegaron con sus coberturas a la semana siguiente).
El público que concurrió al acto peronista no vio la quema, salvo el reducido núcleo que estaba cercano al palco. La iluminación era escasa y no había pantallas gigantes donde reproducir lo que sucedía en el escenario.
A las 0 hora del sábado comenzó la veda, por lo tanto ningún medio emitió imagen alguna al día siguiente, tampoco había noticieros los fines de semana en aquella TV Ningún diario en la mañana siguiente lo hizo tapa, si fue incluido en las coberturas.
El mito fogueado por la autoreferencialidad y el gorilismo innato en ciertos sectores del peronismo, buscó todos estos años negar la gesta épica del conjunto de la sociedad que se la jugó La que votó a Alfonsín, el hombre que prometió el camino más complejo, el de los juicios a los comandantes y a las cúpulas guerrilleras. El que no se casó con el pasado.
Semana tras semana se fue construyendo. Anunció que iba a derogar la autoamnistía, y dejó claro, que no era el elegido por la dictadura saliente. Denunció el pacto gorila entre la burocracia sindical, donde recalaban hombres de la Triple A, y la cúpula del Ejército Mientras, Emilio Eduardo Massera, frustrado por no contar con la bendición de Isabel en Madrid, anunció su apoyo a Luder e Iglesias.
Todo el pasado por delante Enfrente, Alfonsín llenó estadios y marcó hitos históricos de concurrencia en la mayoría de los pueblos y ciudades, que aún hoy, nadie superó Y se la pasó poniendo especial atención en el votante peronista, huérfano desde 1974.
Lo convocó en cada discurso y así fue como ganó en Avellaneda, Esteban Echeverría, Morón, San Martín, Quilmes, Tigre y Tres de Febrero, entre otros partidos del GBA. Habló de Perón y Evita en cada palco al que subió Alfonsín ganó con el 52 %, hacía meses que tenía encuestas favorables en la intención de voto y tuvo 1,7 millón de votos de diferencia El mito del cajón busca negar la convicción de una sociedad que ya había resuelto su elección antes de ese viernes Minimizar y banalizar el 83, reducirlo a un error no forzado de un político, es una gorilada que solo intenta borrar al parteaguas de la historia argentina que fue el triunfo de Alfonsín.
