Me cansé de algunas cosas que se dicen.
Me cansé del “es exactamente lo que voté” ante cada medida absurda que toma el gobierno. Más allá de que puede haber medidas racionales, el “es exactamente lo que voté” sale de las voces libertarias en redes para las medidas más extremas, innecesarias, provocativas y sin sentido.
Me cansé que la vicepresidente salga a pedir “meter a los terroristas” presos. Ella sabe muy bien que en casi todos los casos es cosa juzgada y que no existe la posibilidad de realizar nuevos juicios para delitos, las más de las veces, que ya prescribieron.
El único delito que podría no prescribir es el del comedor policial, por lo aberrante del mismo. Pero al no haber participación del Estado en dicho suceso, no se puede considerar un delito de lesa humanidad. Y la vicepresidente lo sabe.
Sabe también, como tantos otros, que al 14 de junio de 1989, los tres principales responsables de la tragedia de los años setenta, estaban presos.
Videla y Firmenich saldrían en libertad por el indulto presidencial de Menem, a quién hoy los libertarios tanto reivindican.
López Rega, otrora principal pitoniso gubernamental, moría ese día. En prisión. “Dios existe”, tituló Crónica, cuyo dueño, Héctor Ricardo García, se la tenía jurada desde que en 1974 el Brujo le quitó “su” canal 11.
Me cansé de los sub20 que pululan en redes diciendo: “Si a tu vejez no juntaste lo suficiente para vivir lo que te queda de vida, fracasaste”, como si el sistema jubilatorio, ideado por un liberal de derecha en la Alemania de fines del siglo XIX, un tal Bismark, fuese un invento argentino. Pero sobre todo, me cansé de los adolescentes tardíos que en TikTok quieren explicar “la posta” de como administrarte financieramente de cara a tu retiro. Carne de ponzi, no tienen puñ*tera idea de lo que es salir a laburar o de que te depara la vida pero son tirapostas financieros. Nada nuevo que no hayamos visto en más de un asado familiar con el “tío que la tiene clara”.
Me cansé de las imágenes de políticos hechas con inteligencia artificial. De cualquier político, que el monopolio del mal gusto en eso no lo tienen solo los libertarios.
Me cansé de que la gente se queje de la “lista sábana” (aka lista cerrada y bloqueada) y termine votando una murga de senadores y diputados libertarios (que encabezaban, eh) que no estaban ni para sainete de parroquia barrial.
Me cansé que el presidente insulte al sistema científico, cuando sale a decir: “Publiquen libros con sus maravillosas ideas y si son buenas el mercado se las va a comprar”. Me cansé porque él sabe muy bien que los científicos no publican libros, publican papers con referato. Un referato que, por lo general, no permite plagios (como puede ser que pase en un libro, ups…). Se sabe que el presidente solo tiene dos o tres papers publicados, uno de ellos firmando último de cinco o seis (economistas cercanos al progresismo, además, jóvenes libertarios, a ver si se enteran que el presidente puso huevos en todas las canastas).
Me cansé de leer empresarios serios, importantes, que hicieron una fortuna muchas veces a fuerza de trabajo, que se rindan ante “la fortaleza intelectual y solidez económica”, a sabiendas que el presidente no es más que un monigote vociferante.
Me cansé de las dos últimas generaciones jóvenes que dejaron que les quemen la cabeza, de un lado y del otro, con las “virtudes” de la menos virtuosa de nuestras décadas, la del setenta.
En fin, que como viejo meado, me canso fácil.
Publicado en el newsletter del autor el 5 de septiembre de 2024.
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