martes 23 de abril de 2024
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Portarretrato: Emmanuel Macron, el alumno aventajado

Rubio, apuesto y varonil. Su nariz gala es la firma identitaria. Sus dientes de conejo refuerzan su charme naif. Tiene la capacidad de interpelar al votante de izquierda tanto como al de derecha y es el mejor posicionado para frenar en el ballotage del mes de mayo la victoria del populismo ultraderechista de Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional.

Emmanuel nació en Amiens, una ciudad al norte de Francia, a 150 km de París, y a 250 km de Bruselas dentro de una familia de médicos. A los 17 años conoció en el taller de teatro del colegio secundario jesuita La Providence, a su actual mujer, Brigitte Trogneaux: la profesora que daba el taller. Una mujer que había dejado de lado la fábrica de chocolate que le traspasaban sus padres, reputados chocolateros de Amiens, por enseñar literatura. Cuando conoce a Macron, un alumnito de 17 años, ella tenía 36, estaba casada y tenía tres hijos. Flaquita, rubia y de ojos celestes, con cara angelical, se distinguía por su entusiasmo por su materia, por sus minifaldas y su peinado ultra lacio y con raya al medio, tal cual el de BB.

Hijo político de Hollande, fue su ministro de economía. Se distanció del Partido Socialista y fundó su propia agrupación: ¡En Marche!, que como su nombre lo indica es un movimiento que insta a ponerse en movimiento. Un movimiento más por fuera de los partidos sin representatividad que permiten, como se ve en distintas partes del mundo, que cualquiera se ponga a experimentar políticamente.

Pero Macrón es otro caso de joven candidato cool, fascinante y romántico. El más iniciado de todos. Iniciado en el amor en una historia más llamativa que Mrs. Robinson. Iniciado en la literatura por su profesora de secundaria madame Trogneaux. Iniciado en la filosofía por el maestro Paul Ricoeur, el padre de la hermenéutica francesa, una teoría que postula la necesidad profunda de aprender a dialogar en el disenso: el conflicto de las interpretaciones. Iniciado en la economía por el semillero de la élite francesa en la Escuela Nacional de Administración, ENA. Iniciado en la política por Francois Hollande.

Macrón tiene en su cabeza a Stendhal y a Flaubert, los grandes realistas, semejantes compatriotas para vibrar, observar y pensar. Julien Sorel y Emma Bovary son personajes entrañables que se construyen a sí mismos de la nada. Macrón podría ser uno de esos personajes.

Emmanuel se enamoró perdidamente de su profesora del liceo. En clase, Macron leía poemas y sus escritos tenían talento y pasión, sangre, que llamaban la atención de Madame Trogneaux que luego elogiaba en la sala de profesores.

Él era menor de edad. Y en Francia la relación de un profesor con un alumno se considera estupro y está penada con hasta tres años de prisión. En la ciudad se hablaba bajito de le couple interdit y el escándalo empezó a hacer mella. A Macrón lo mandaron a terminar el bachillerato a París. Pero la obsesión entre los dos no se detuvo con la distancia, y Brigitte separó autoengaños y se arriesgó al huracán de la pasión y de la provocación. Se divorció por Emmanuel. Briggitte declaró a la revista Paris Match: “Al final el amor lo arrasó todo y terminé divorciándome de mi marido. No pude evitarlo. Mis padres, ya mayores, no se lo tomaron muy bien, pero para mí no era un problema la diferencia de edad. Lo más importante eran mis hijos, que lo aceptaron sin problema. El resto es escoria”.

Macron exprimió hasta la última gota la gran educación que se le brindó. Es un excelente tenista, un buen pianista, tiene una gran cultura filosófica al punto de descollar para colaborar con Paul Ricoeur en un volumen de La memoria, la historia, el olvido. Obtuvo el título de Filosofía en la Universidad de París-Nanterre, hizo la tesis sobre Hegel, luego se graduó en Ciencia Política en el Instituto de Estudios Políticos de París mientras comenzaba a militar en el Partido Socialista. Y, por si faltaba algo, para determinar su preparación, luego se volcó a las altas finanzas en la escuela más importante de Francia.

Brigitte y Emmanuel siguieron juntos más de dos décadas. Se casaron en 2007. Hoy puede ser la próxima pareja que entre al Eliseo. Tienen nietos que Emmanuel quiere y trata como propios y pasan los fines de semanas en la villa de Touquet.

Macron le escribió los discursos a Hollande en su campaña de 2011 y fue avanzando políticamente dentro de la mesa chica del gobierno hasta convertirse en ministro de Economía. Luego fundó su propio partido cuya sigla son las iniciales de Macrón. Declaró no ser más socialista en 2015. Y ahora es el candidato presidencial que encandila a los franceses y que representa a la continuidad.

Surgieron rumores de un affaire homosexual con el guapísimo director de Radio France, el grupo de radios públicas del país, Mathieu Gallet, que Macron desmintió. Pero las fotos parece que están.

Macron quiere hablar con Google, Facebook, Apple y Twitter para que se porten bien. Presentó su plan antiterrorista a pocos días de la primera vuelta en una Francia que sufrió atentados y está en alerta permanente. Su principal tema a combatir son los servicios encriptados de internet o de mensajeros como Whatsapp. Macron dice que les facilitan mucho las cosas a los terroristas. No sólo para pergeñar entre ellos, también para reclutar. Y que después, cuando pasa lo que pasa, no colaboran con la justicia porque tienen un pacto de privacidad con los clientes.

Europeísta, se autodefine socioliberal. En el centro del centro y en el contorno de todo. Si dispara lo hace desde el espacio, y todos quedan mirando al cielo. Así gana votantes y crece en los sondeos. Malenchón el candidato de Francia Insumisa, movimiento de la izquierda radical, que viene tercero y cerquita de Macron, lo ataca con el argumento de que es el candidato neoliberal puesto por el mundo de las finanzas. Christian Rodríguez, responsable del área de América Latina y el Caribe de FI lo compara, para que nos demos una idea en esta parte del mundo, no al revés, bien sûr, que Macron es Macri. Un Macri con derechos humanos, como dice el chiste de Twitter (si se le aplican a X los derechos humanos resulta Y: alguien parecido pero mejor), un Macri franchute y sofisticado. O un gran, más malo y más feo, Macri, para aprovechar el aumentativo. Un “Macrón”.

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